Ian Parker es un psicoanalista británico, que ha tenido una participación central y destacada dentro del movimiento de psicología crítica, cuya extensa obra abarca 20 libros en autoría y coautoría, además de diversos artículos, su trabajo ha sido de gran influencia en distintas partes del mundo convirtiéndose en un referente al pensar los abordajes clínicos desde un marco radical.
La Clínica Roja (Red Clinic) es un colectivo de profesionistas de la salud mental comunistas, cuyo fin es la propuesta de una psicoterapia radical, cuestionando las estructuras de poder, así como la psicologización y la psiquiatrización de la vida cotidiana.
Luis Arroyo: De nuevo, muchas gracias por esta oportunidad para charlar, para empezar la conversación la primera pregunta que tengo en mente, si te parece bien, ¿Qué es la Clínica Roja? ¿Y cómo empieza ese proyecto, cuál es su misión, sus objetivos, y cómo está funcionando?
Ian Parker: la Red Clinic (Clínica Roja) fue iniciada por un pequeño grupo de activistas en Londres, uno de ellos se formó en la Clínica Tavistock, utilizando el psicoanálisis kleiniano, y el otro ha estado involucrado en luchas legales radicales, tratando de construir organizaciones activistas de apoyo legal para las personas.
Crearon la Clínica Roja hace unos dos o tres años y luego me pidieron que me uniera, entonces reunimos a un pequeño grupo de psicoanalistas en Londres, yo estoy en Manchester en el norte de Inglaterra, tenemos a alguien en la India, Sabah Siddiqi, alguien en Liubliana, alguien en Francia, es un grupo pequeño, y trabajamos por el momento a través de referencias, así que si alguien contacta con la Clínica Roja entonces vemos si hay alguien disponible y se lo referimos a ese psicoanalista; discutimos el trabajo en reuniones de grupo de supervisión dirigidas por un psicoanalista en Londres, que también es marxista, en realidad es un psicoanalista kleiniano, lo que es muy interesante. Tenemos reuniones educativas regulares, para hablar de cuestiones de clase, cuestiones de cultura, la cuestión de la historia de las clínicas gratuitas, que fueron importantes en la propia práctica de Freud en Viena, Berlín y Budapest, para aprender sobre esas iniciativas y también discutir con colegas en diferentes partes del mundo sobre cómo practican el psicoanálisis de una manera que sea radical y que esté conectada con los movimientos políticos.
Así que estamos en una fase muy temprana de esta iniciativa, y la ponemos en marcha intentando averiguar cómo podemos hacer nuestro trabajo.
Luis Arroyo: me parece muy interesante esta mezcla de diferentes perspectivas, en primer lugar la idea de que todo empezó con una persona que tiene una formación kleiniana, pero que también hay lacanianos, es un poco raro en cierto modo pero muy interesante, porque, al menos aquí en México poner a Klein y Lacan en el mismo espacio para trabajar es un poco complicado, entonces, con eso en mente, ¿cómo se las arreglan para trabajar con todos estos antecedentes y teorías diferentes, cómo establecer un objetivo común? ¿Cómo funciona la supervisión cuando todos tienen diferentes perspectivas y teorías de fondo?
Ian Parker: Sí, es muy complicado, aquí hay una división muy fuerte entre los psicoanalistas de la IPA[1], en Gran Bretaña principalmente los kleinianos, o seguidores de Winnicott, hay divisiones muy grandes entre ellos y los lacanianos que están fuera de las principales organizaciones, pero lo que nos une en la Clínica Roja es nuestro proyecto político, por lo tanto, es la política de la misma, nos definimos como comunistas, así que la afiliación política es más importante que cualquier otra cosa, también incluimos psicoterapeutas de otras corrientes, incluso junguianos, aunque no me gustan los junguianos en absoluto, creo que tienen algo que ofrecer, y había algunos junguianos radicales en Gran Bretaña que se definían como marxistas, así que creo que tenemos que aprender de esas diferentes corrientes.
Y en relación con eso, también estamos organizando eventos educativos sobre el anarquismo, ahora hay fuertes tensiones políticas entre comunistas y anarquistas, pero creo que el anarquismo también tiene algo que ofrecer y tenemos que unirnos en un movimiento político en torno a esta cuestión de hacer que el psicoanálisis esté disponible, y hablar de las funciones políticas del psicoanálisis, como algo positivo, pero también como algo problemático, y debo decir que vengo de una tradición comunista de un tipo particular, soy trotskista pero hay otras personas involucradas en la Clínica Roja que no son trotskistas, y trabajo con mi camarada David Pavón-Cuellar que viene de una formación maoísta, así que creo que necesitamos ser capaces de trabajar juntos.
Luis Arroyo: Antes de pasar a la siguiente pregunta es curioso que menciones a Trotsky en este momento, justo tengo aquí su autobiografía, y bueno, Trotsky es una figura realmente importante aquí en México, pasó algunos años aquí, así que de alguna manera tenemos a Trotsky presente en la cultura popular, así que, estoy pensando en la política….
Ian Parker: Sólo algo sobre Trotsky; Trotsky también simpatizaba con el psicoanálisis, su hija Zina fue a un psicoanalista en Berlín, y Trotsky defendió a los psicoanalistas de los ataques de Stalin, y había muchos trotskistas que estaban involucrados en el movimiento surrealista, que también estaban muy interesados en el psicoanálisis, por lo que era más abierto al psicoanálisis que más de otras tradiciones marxistas.
Luis Arroyo: esto justo va con la pregunta que tengo en mente, estaba pensando en los objetivos o trasfondos políticos, y cuántas veces la gente piensa en el psicoanálisis como algo de las élites, de los burgueses, y cosas así, todavía ahorita cuando hablamos de psicoanálisis por lo menos aquí en México la gente piensa que es un tratamiento realmente muy caro, y que no es accesible para cualquiera, entonces ¿cómo podemos cambiar eso? ¿Cómo podemos empezar a pensar en el psicoanálisis de una manera que sea más accesible fuera de la idea de que sólo pertenece a las élites?
Ian Parker: Creo que una forma de hacerlo es desafiar la separación institucional entre psicoanalistas, psicoterapeutas y consejeros, porque sabemos que hay muchos psicoanalistas que en realidad no hacen psicoanálisis en absoluto, hacen otro tipo de trabajo de apoyo o trabajo cognitivo-conductual, de una manera muy tradicional, muy conservadora y para reforzar la individualidad, reforzar el ego, en lugar de cuestionar, en lugar de hablar desde el punto de vista del sujeto, así que tenemos ese proyecto.
Y por otro lado, hay muchos consejeros, la mayoría de la gente que hace trabajo terapéutico en Gran Bretaña se llaman a sí mismos consejeros, tienen que hacer formaciones menos costosas, formaciones de duración menor duración, es más probable que sean de clase trabajadora, es más probable que sean mujeres, que trabajen en comunidades, y muchas de esas consejeras están influenciadas por ideas psicoanalíticas y hacen psicoanálisis, hacen más psicoanálisis que algunos psicoanalistas, pero hay una especie de pirámide, de jerarquía, con los psicoanalistas en la cima, y luego los psicoterapeutas, organizaciones y consejeros en la base, así que necesitamos trabajar a través de esas divisiones y vincularnos con los consejeros y los psicoterapeutas también, y decir “bueno lo que haces, si haces trabajo psicoanalítico deberías estar con nosotros, trabajar con nosotros juntos”, así que tenemos que desafiar a las instituciones dominantes, porque esas instituciones también reproducen el privilegio de clase, encontrarás que muchos psicoanalistas son muy ricos, más de clase media, así que tenemos una pregunta sobre la inter-organización del psicoanálisis que necesitamos abordar.
Luis Arroyo: Así que de esta manera, esta lucha es una lucha de la clase obrera, donde tenemos que borrar esas divisiones y trabajar de una manera común, estoy pensando en Bakunin en el Apoyo Mutuo, esta idea del trabajo colectivo, el apoyo entre iguales, y mencionas ahora mismo que la propia institución mantiene el privilegio de clase, y me acuerdo de un libro que escribiste “Psicología como Ideología” y en el mencionas que la psicología en jerarquía está por debajo de la psiquiatría, y la psiquiatría es la que está a cargo de la forma en que pensamos, la forma en que sentimos, nuestra salud mental, y que está muy cerca de la farmacéutica y que la psicología está tratando de ponerse al día, y en algunos puntos tiene sus propios caminos, pero también está bajo la influencia de la psiquiatría.
Y en ese esquema, ¿qué papel juega el psicoanálisis? ¿Está en contra de la psiquiatría y la psicología como ideología, o participa en ella? ¿Cómo piensa el psicoanálisis en ese sentido?
Ian Parker: Creo que tenemos que ser muy claros, el psicoanálisis es una alternativa a la psiquiatría, combate la psiquiatría, y también, combate la psicología, es una alternativa a la psicología, no debe ser una forma de psicología, debe ser algo completamente diferente, y tenemos que ser capaces de abrir el potencial radical del psicoanálisis, para conectar con la lucha y experiencia colectiva.
Creo que podemos pensar en el inconsciente como algo que está fuera, eso es algo que aprendí de David Pavón-Cuellar, que el inconsciente es exterior a nosotros, está en el reino del lenguaje, en la colectividad, y es particularmente el psicoanálisis lacaniano el que enfatiza ese aspecto del inconsciente, el inconsciente no es la cosa individual dentro de la cabeza, sino que es el reino del lenguaje y de los procesos colectivos.
Entonces, el psicoanálisis tiene que combatir a la psiquiatría como una práctica médica que se preocupa de la enfermedad individual, entidades dentro de la cabeza, ahora hay un gran problema que enfrentamos en Gran Bretaña aquí, no sé si es el mismo problema en México, pero el gran problema que enfrentamos en Gran Bretaña es que muchos de los psicoanalistas vienen de la psiquiatría, y muchas de las figuras claves que están involucradas en el movimiento antipsiquiátrico son también psiquiatras, pensamos en Basaglia, era un psiquiatra, R. D. Laing, era un psiquiatra, D. Cooper, era un psiquiatra, o incluso Lacan era un psiquiatra, tenemos esta cuestión todo el tiempo que tenemos que enfrentar. Así que debemos tener muy claro que estamos en contra de la psiquiatría.
Hay otro problema y es que aquí en Gran Bretaña el movimiento antipsiquiatría ve el psicoanálisis como parte de la psiquiatría, así que la gente sospecha mucho del psicoanálisis como parte de la psiquiatría, parte del sistema opresivo, y sé que es diferente en Francia por ejemplo, donde hay una tradición de psicoanálisis radical que se opone a la psiquiatría, pero ciertamente tenemos un problema aquí, demostrar que el psicoanálisis puede ser una alternativa, y que no es parte de la psiquiatría. Creo que es otra razón para construir la Clínica Roja, para hacerla como una intervención cultural, política, que no solo está haciendo un trabajo político, sino que también está haciendo un trabajo educativo para mostrar que hay alternativas a la psiquiatría.
Luis Arroyo: Creo que aquí en México hay 2 situaciones, una es que algunas generaciones anteriores de psicoanalistas lacanianos venían del campo de la medicina y la psiquiatría, pero ahora la línea principal es que el psicoanálisis se ve como parte de la psicología, muchos psicólogos empiezan una práctica de psicoanálisis y se forman, entonces no tenemos este antecedente de psiquiatría/psicoanálisis, pero sí tenemos este antecedente de psicología/psicoanálisis.
Ian Parker: que también es un problema.
Luis Arroyo: el principal problema que empiezo a ver es que el psicoanálisis aquí en México, y tal vez en algunos otros lugares, es que haciéndose eco del discurso patologizante de la salud mental, tienen la misma idea de que la salud mental es un problema individual, que la locura es un problema individual, y empiezan a perder el foco de lo que está fuera del sujeto, y empiezan a individualizar estas situaciones, entonces de esa manera repiten una y otra vez el mismo tema, si empezamos a (sobre)medicar al individuo sólo tapamos el problema y no resolvemos nada.
Entonces, parece que al menos aquí en México, el psicoanálisis no se cuestiona sobre las disparidades económicas, sobre la desigualdad e inestabilidad de los empleos, la distribución desigual de los recursos, etc. son problemas sociales que tienen consecuencias en la salud mental de los sujetos, esos no son problemas individuales, entonces al no abordar esas situaciones parece que el psicoanálisis sigue siendo una forma de práctica individual, un discurso psicológico/patologizante.
Ian Parker: absolutamente, creo que tienes razón, gran parte de la práctica psicoanalítica es un discurso patologizante, es parte del problema, los psicoanalistas radicales son una verdadera minoría, así que tenemos un verdadero problema.
En los años 80 aquí en Gran Bretaña hubo un proyecto que empezó alrededor de una revista que se llamaba “Free Association” (Asociación Libre) y tuvieron una conferencia llamada “Psicoanálisis y la esfera pública” y eran un grupo de marxistas que creían que el psicoanálisis en Gran Bretaña estaba o a la izquierda o al centro-izquierda, y creían que podían trabajar con las instituciones psicoanalíticas y empujarlo más a la izquierda, Estuve involucrado en algunas de esas reuniones pero siempre pensé que estaban siendo demasiado optimistas y siempre estaban dispuestos a comprometerse con los kleinianos sobre formas de patología y creo que reproducen algunas de esas ideas patológicas, todavía trabajo con algunos de los camaradas del Proyecto de la Asociación Libre (Free Association) y todavía hay un Diario de la Asociación Libre (Free Association), está en línea, si lo buscas encontrarás el Diario de la Asociación Libre (Free Association), pero es muy limitado y tenemos algunos conflictos con ellos, debido a sus compromisos con las teorías psiquiátricas y psicológicas dominantes.
Luis Arroyo: entonces, de esa manera podemos empezar a pensar que el psicoanálisis per ser no es patologizante; lo patologizante está en la forma en que el psicoanálisis es enseñado y practicado por algunos analistas, pero el psicoanálisis no es como tal un discurso patologizante, ¿eso sería correcto?
Ian Parker: Creo que es contradictorio, creo que es un problema más profundo, que es que gran parte del discurso psicoanalítico es patologizante, por lo que incluso si hablas con lacanianos aquí que piensan que son radicales, muchos de los lacanianos aquí en Gran Bretaña todavía creen en subrayar las estructuras clínicas y las divisiones entre la neurosis, la perversión y la psicosis, y eso es lo que me enseñaron en mi formación en Londres, que existen estas estructuras clínicas distintas y que la psicosis es función de la forclusión del Nombre del Padre, etc, etc. Así que es una especie de discurso normalizador aquí, dentro del psicoanálisis, incluso en el psicoanálisis radical, debemos tener mucho cuidado con eso, así que voy a decir que el psicoanálisis no es esencialmente patológico o esencialmente anti-patológico, pero hay contradicciones en todo el camino a través de él, cada punto, tenemos que trabajar para producir algo diferente con él.
Luis Arroyo: esta idea de las contradicciones que subyacen en el psicoanálisis, son realmente complicadas especialmente si se mira desde fuera del psicoanálisis, para entender lo que está pasando o lo que significan todos estos conceptos, así que cuando hablamos de salud mental, lo que la psicología y la psiquiatría están tratando de hacer es normalizar el concepto que usan, cuando la gente oye hablar de ansiedad, de depresión, incluso de esquizofrenia, la psicología y la psiquiatría, por lo menos como yo lo pienso, han estado trabajando muy cerca de la cultura dominante para la “psicologización” de todos esos conceptos, para la “psicologización” de la vida misma, pero, parece que el psicoanálisis perdió esa lucha o ni siquiera le da importancia a eso, cuando hablamos de la “Forclusión del Nombre del Padre” bueno… ese es uno de los conceptos más enigmáticos y si se lo mencionamos a la gente en la calle, seguramente la mayoría de ellos no sabrán lo que se quiere decir con eso, así que, de esa manera, creo que el psicoanálisis dio un paso atrás y dijo “bueno, no vamos a la corriente principal, vamos a mantener nuestras ideas para nosotros mismos” de una manera más subterránea, así que de esa manera, ¿cómo podemos hacer que el psicoanálisis sea más accesible a la gente? ¿Cómo podemos tomar todos esos conceptos e ideas difíciles para mostrarles que el psicoanálisis es una alternativa? Porque, tal y como yo lo entiendo, si la gente no entiende los conceptos, las ideas principales o de qué estamos hablando, tiene miedo acercarse…
Ian Parker: Sí, hay dos maneras que trato de hacerlo aquí, una es la participación en la antipsiquiatría y el movimiento de la psiquiatría democrática, tenemos una revista llamada “Asylum” (Asilo) que fue fundada por los partidarios de Basaglia en Trieste, y fue fundada en 1986 para los pacientes en las salas de hospital psiquiátrico y ahora todavía existe como una revista tiene el subtítulo de “revista para la salud mental radical” que no me gusta, no me gusta el subtítulo, pero todavía estoy involucrado en la revista y en realidad es en su mayoría muy sospechosa del psicoanálisis, y en donde la mayor parte del tiempo se ataca a la psiquiatría y la psicología, lo que creo que está bien, creo que es importante, a veces escribo muy pocos artículos para esa revista sólo señalando algunos puntos de la historia radical del psicoanálisis, sólo de una manera muy general para señalar que hay algunas cosas positivas sobre el psicoanálisis.
Y la otra es mi implicación con mi grupo político que se llama “Resistencia Anticapitalista” donde discuto con mis camaradas allí qué papel podría jugar el psicoanálisis y escribo y discuto un poco sobre psicoanálisis allí, pero tengo que hacerlo de una manera muy accesible, de una manera muy general, así que no hablo de Lacan y la forclusión del nombre del Padre o cualquiera de ese tipo de cosas, sino sobre la alienación y la angustia, la psicologización y nuestro sentido de aislamiento de los demás, y cómo el hablar de eso puede ser útil y cómo la creación de lugares donde hay gente para escuchar, escuchar a la gente hablar de la angustia también puede ser útil, por lo que de una manera muy muy simple de utilizar algunas de las ideas psicoanalíticas, pero sin evangelizar sobre el psicoanálisis, sin decirle a la gente que ahora deben ir al psicoanálisis o que deben escuchar a los psicoanalistas.
Luis Arroyo: como mencionas, con el movimiento antipsiquiatría, ¿cuál es la relación entre psicoanálisis y antipsiquiatría? Porque parece que desde finales de los 60 hasta los 70 hubo una estrecha relación entre ambos, con figuras como Basaglia, Deleuze y Guattari, Lacan, etc. pero después parece que esa relación entre psicoanálisis y antipsiquiatría se rompió y tomaron caminos separados, y ahora mismo, ¿crees que todavía es posible tener un trabajo en común, y ser psicoanalista y antipsiquiatra o es una especie de contradicción?
Ian Parker: [risas] es difícil, tienes razón, había una conexión en los años sesenta, pero siempre había una contradicción allí, por ejemplo, Guattari todavía trabajaba en un hospital psiquiátrico y usaba medicación psiquiátrica, usaba electroshock, así que usaba el aparato psiquiátrico, aunque era conocido como un antipsiquiatría, y hay un problema muchos de los antipsiquiatras todavía estaban implicados en el aparato psiquiátrico.
Luis Arroyo: Recordé que de hecho Basaglia vio la medicación como una oportunidad para liberar a la gente de los manicomios, así que es un poco interesante pensar lo que Basaglia diría hoy sobre la medicación, si pensaría en la medicación de la misma manera.
Ian Parker: creo que en el caso de Basaglia es un poco diferente porque Basaglia no simpatizaba con el psicoanálisis, y él veía la medicación como algo que estabilizaba la vida de las personas, él no veía la medicación como cura, no la veía de una manera psiquiátrica, y pienso que es verdad que algunas personas encuentran la medicación útil, este es un conflicto que tenemos en el movimiento antipsiquiátrico ahora, es que algunos de nosotros estamos realmente en contra de la medicación, y me cuento entre ellos, soy muy desconfiado de la medicación, pero, algunas personas lo encuentran útil, de la misma manera que algunas personas encuentran útil el alcohol o fumar, o encuentran otro tipo de búsqueda que yo vería como peligrosa, van a la iglesia, encuentran útil la espiritualidad, bueno, creo que estas cosas son muy problemáticas, pero, creo que tenemos que reconocer que las personas utilizan diferentes dispositivos, y lo que es importante es que sean capaces de hablar de lo que es útil acerca de estas cosas y colectivizar su experiencia para que las personas tengan más opciones sobre lo que pueden hacer para apoyarse a sí mismos.
Luis Arroyo: Con respecto a esta idea de apoyo colectivo y experiencias colectivas, recuerdo que el Orgullo Loco dio un paso realmente importante allí en Inglaterra, y que hay un movimiento realmente grande de Orgullo Loco, de hecho tengo este libro aquí mismo, sobre el desarrollo del Mad Pride en Reino Unido [Celebration of a Culture: Mad Pride], así que, bueno, vie que en Argentina hubo un día nacional anti-psicoanálisis, el día contra el psicoanálisis en Argentina, un día establecido por el movimiento loco que está en contra específicamente del psicoanálisis, están haciendo esta división entre la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis, pero al final vieron a los tres en la misma línea.
Entonces, según tu experiencia, ¿cuál es la relación entre el psicoanálisis y los movimientos del Orgullo Loco o los movimientos de la experiencia centrados en las propias experiencias?
Ian Parker: bueno, creo que Argentina es un caso especial, ¿no? Porque hay departamentos de psicología que están controlados por el psicoanálisis, que utilizan el psicoanálisis como parte de la psicología y lo han convertido en una visión del mundo y en un aparato de control, así que, si hubiera manifestaciones contra el psicoanálisis, creo que lo que deberíamos hacer es participar en ellas y utilizarlas como una oportunidad para hablar con la gente sobre alternativas.
Aquí el movimiento Mad Pride, creo que la mayoría de la gente en Mad Pride en Gran Bretaña desconfiaría del psicoanálisis, pero estarían abiertos a discusiones sobre ello, y debido a la historia de R.D. Laing, Guattari y ese tipo de cosas creo que sería una posibilidad para hablar con ellos, y algunas de esas personas en Mad Pride están siendo involucradas en la revista Asylum por lo que están dispuestos a discutir diferentes perspectivas.
Luis Arroyo: y con esa idea de discusión vuelvo a lo primero que me dijiste de la Clínica Roja que empezó como un grupo de activismo, entonces, ¿cuál es el papel que tiene que jugar o está jugando el psicoanálisis en el activismo de la salud mental? ¿Es una participación activa o tiene que tomar un papel más pasivo? O ¿cuál crees que es el papel que tiene que desempeñar en el activismo de la salud mental?
Ian Parker: Creo que tenemos que demostrar que estamos ahí, con la gente que está protestando contra el abuso, así que tenemos casos en Manchester de abuso dentro de las instituciones psiquiátricas en los últimos meses, y hubo protestas fuera de la biblioteca que reunió a personas del movimiento antipsiquiatría, los sobrevivientes, los usuarios de los servicios de salud mental y asistí a esas manifestaciones, teníamos que demostrar que estamos ahí, con ellos en su lucha, si queremos hacer algo, y tenemos que demostrar que estamos dispuestos a escucharles así como a participar, que no tenemos todas las respuestas y creo que tenemos que dejar claro que el psicoanálisis no es una cura para todo y que no todo el mundo necesita ir al psicoanálisis, hay muchas maneras diferentes que la gente puede encontrar para cambiar sus vidas, no sólo en el psicoanálisis, es sólo un enfoque entre muchos, y el psicoanálisis en sí es una especie de síntoma de una sociedad en la que las personas están divididas y piensan en sus problemas como problemas individuales, el psicoanálisis es una práctica individual en la que estás hablando con otra persona, por lo que en sí es un síntoma de una sociedad segregada, dividida, tenemos que encontrar maneras de construir alternativas y esas alternativas tienen que ser alternativas al psicoanálisis también.
Luis Arroyo: Perfecto, entonces, para cerrar cuando pienso en la Clínica Roja la primera idea que me viene a la mente es esta idea de llevar el psicoanálisis a toda la población, el psicoanálisis a las calles de alguna manera, aquí en México por lo menos el psicoanálisis pareciera que se encierra en su práctica privada, así que es como “no me importa lo que está pasando fuera de estas cuatro paredes” pero como me explicaste parece que estás haciendo un gran trabajo para llevar el psicoanálisis a las calles como una forma de mostrar a la gente que existe este enfoque y que es parte de las alternativas, así que estaba pensando que con todas esas diferentes procedencias de la gente que participa en la Clínica Roja, cuando alguien llega y pide empezar un proceso psicoanalítico o una psicoterapia ¿cómo deciden con quien se dirige “este va con el kleiniano, este con el junguiano y este con el lacaniano? ¿O la gente decide con cual ir?
Ian Parker: esa es una pregunta muy interesante, creo que en primer lugar debo decir que a pesar de que estamos queriendo participar en las luchas de masas el papel de la Clínica Roja es mucho más limitado, y creo que nuestro papel principal en este momento, porque somos un grupo muy pequeño de personas, nuestro papel principal es apoyar a los radicales que están dentro del sistema de salud mental, radicales que trabajan como psicoanalistas, psicoterapeutas o consejeros, para que puedan salir de su aislamiento y puedan encontrar un espacio para hacer una actividad más radical, por lo que somos una especie de grupo de apoyo, creo que principalmente para los profesionales, por lo que no estamos gastando la mayor parte de nuestra energía en los movimientos de masas, es un enfoque muy limitado, porque hay mucha gente que se forma como psicoanalista o psicoterapeuta, que se forman porque quieren ayudar a la gente, y normalmente se forman porque saben que hay algo mal en la sociedad, pero en la formación se les enseña a centrarse solo en el individuo y se les enseña a ganar su acreditación y a ser obedientes a sus maestros, normalmente a ser obedientes al analista de formación o a ser obedientes a los psiquiatras en los equipos multidisciplinares, necesitamos encontrar formas de apoyarles para que puedan desafiar a la psiquiatría dominante y desafiar al psicoanálisis dominante, eso es lo primero.
Y en segundo lugar, en respuesta a tu pregunta, cuando la gente pide ayuda no sabe la diferencia entre un lacaniano, un kleiniano y un junguiano, sólo necesita a alguien que le escuche, y creo que lo que estamos aprendiendo en la discusión dentro de la Clínica Roja es que lo más importante es que aprendamos a escuchar sin imponer interpretaciones a la gente, y si podemos aprender a hacer eso, entonces en cierto modo no importa si somos kleinianos o lacanianos o junguianos, porque no estamos usando la clínica como una arena para la propaganda, no estamos usando la clínica para hacer propaganda sobre el comunismo, y no estamos usando la clínica para hacer propaganda sobre Lacan o Klein, o Jung, sino que estamos usando la clínica como un espacio, estamos asegurando ese espacio y creo que la razón por la que necesitamos saber sobre política, es que podemos proteger ese espacio de una manera más eficiente para que la gente pueda hablar con nosotros, sin ser juzgados y sin que nosotros le digamos a la gente cómo deben pensar, sin que nosotros le digamos a la gente la razón por la que tienen problemas, no, se trata de escuchar al sujeto hablar y creo que eso puede ser hecho por cualquier tipo de practicante. Creo que realmente usamos los sistemas psicoanalíticos para ayudarnos a nosotros mismos como algún tipo de abono, ayudarnos a nosotros mismos como algún tipo de marco para dar sentido a lo que está pasando cuando estamos escuchando, no es para que podamos dar información o educación al analizante y creo que ese marco podría ser kleiniano, lacaniano, junguiano, o podría ser algún otro tipo de marco espiritual.
Lo importante es proteger el espacio para que la gente encuentre su propia verdad y diga su propia verdad, así que creo que parte de la ética de la Clínica Roja es que protegemos ese espacio y permitimos que la gente hable para que tenga más confianza y sea capaz de hablar junto a otros y con otros y formar parte de una lucha colectiva.
Luis Arroyo: No quiero quitarte más tiempo, así que sólo quiero agradecerte de nuevo esta oportunidad de hablar y sólo un comentario final es que me encanta esta idea de la Clínica Roja también de ser un espacio para enseñar a la gente cómo ser radical, y cómo desobedecer a los amos que se imponen en la formación, así que, la idea de un espacio que nos enseñe cómo desobedecer es realmente impresionante para mí, y este aspecto pedagógico crítico de la Clínica Roja es una gran sorpresa, y de nuevo muchas gracias por tu tiempo…
Haré una transcripción de la conversación y una traducción al español y me aseguraré de hacerte llegar ambas, por si quieres comprobarlo.
Ian Parker: ha sido un placer hablar contigo y seguir en contacto.
Para conocer más de esta propuesta puede visitar su página https://www.redclinic.org/
[1] International Psychoanalytical Association en inglés, Asociación Psicoanalítica Internacional