Esta presión en el pecho, el llanto desbordado que corta la respiración, las manos que se engarrotan, el hormigueo de todo en todo el cuerpo, esa sensación de que la vida se va en un segundo, de estar apunto de desconectarse de todo, la libre sensación de perder el absoluto control, de todo aquello que deberías tenerlo. Locura.
La Locura es eso que te recorre todo el cuerpo, que te barre el alma, que detiene el pensar y explota el sentir, que te arranca la cordura y te la esconde como una travesura.
Porque la locura es el maldito motor o el síntoma de la puta enfermedad de una sociedad podrida, en fase terminal o todo junto y al mismo tiempo.
Mi Locura es ese síntoma de un sistema fallido, de una pandemia permanente de apáticos, hirientes que no se controla con cubrebocas. Mi ansiedad es el respirador de todas esas fallas, de un mundo sin pulmones. Es la escapada a la violencia y la huida al dolor.
Si estar loca es esta maravillosa oportunidad de conectar con esas personas que se inconforman con el cuerdísimo, que se cansan y observan las fallas de “lo normal”, que señalan incongruencias del “deber ser”, que buscan un sinfín de posibilidades para que todo aquello que no se adapta a este sistema punitivo, discriminador, intolerante ante la diferencia, agradezco profundamente estar loca.
Y estar Loca es ese peso de mujer…
La palabra loca, es como la palabra puta, es la intención de quien la dice, son las sombras que carga la palabra.
Podrás decirme loca para descalificar mis sentires, oprimir mis dudas y sacrificar mis deseos.
Podrás decirme loca para acallar tus mentiras que resuenan en las calles y en la pasividad de tus ojos estoicos.
Podrás decirme loca para escudar tu machismo, y continuar viviendo en la deslealtad, el engaño y la podredumbre de tus emociones.
Pero cuando tú me dices loca, me corre en la sangre el dolor de mis abuelas golpeadas, de las brujas quemadas, de mis hermanas asesinadas, de las que encerraron por locas…
Porque cuando tú me dices loca yo me siento poderosa.
La locura es quizá, el camino al bien vivir, en un mundo donde todo se trata de sobrevivir.