Aunque sea trasparente la gente no me puede ver, parece que mostrarse vulnerable está prohibido, que es un lenguaje del demonio que nadie entiende y nadie tiene el derecho de portar. Pero es mi cartel mi credencial.
El tiempo me ha enseñado que no quepo aquí, que soy una persona llena de signos que asustan, que no son queridos, que no se palpan.
Si tienes sentimientos prohibidos te preparan para que sientas igual que todos o más bien para que no sientas, tratan de calmar lo que no puede ser calmado, apagar la llama con la que te estás quemando, aunque te convenga y a lo mejor lo que necesitas es ser ceniza para darte cuenta de que el fuego ya no puede dañarte.
Deseo que alguien me toque, que alguien me toque porque no soy material, porque soy tan sutil como el humo del agua hirviendo, sin olor, sin color y sin cuerpo.
¡Que alguien me atrape! O por lo menos pueda mecer su pelo.