A veces tengo miedo. No sé a qué le temo realmente, pero sé que tengo miedo, casi siempre es miedo a morir.
Si lo piensas bien, morir es muy posible. Es posible que vayas caminando y te golpees la cabeza gracias a una caída, realmente el golpe es lo de menos. Lo mejor que podría pasar en ese caso sería que te saliera un hematoma y no pasara a mayores, pero, ¿qué tal que no es un hematoma? Podría incluso ser una bola en la piel que nunca habías sentido y casualmente la encontraste después del golpe, en ese caso, ¿qué tal si es un tumor? O peor aún, tal vez es un absceso provocado por una picadura de insecto, y ese insecto podría ser venenoso, así que lo más prudente sería ir a un hospital, pero eso sería un poco estúpido tomando en cuenta que los médicos tomarían como primera opción culpar al golpe que me di en la cabeza, por lo que mi teoría del insecto no será tomada en cuenta y probablemente termine muriendo envenenado. Y bueno, esas son todas las cosas que podrían pasar por una simple caída, no hablemos de un accidente automovilístico, o una balacera repentina.
La mayoría de las personas sienten ansiedad a lo largo de su vida, y muchos de ellos pueden resolverlo haciendo ejercicio, comiendo saludable, cambiando de look, o “saliendo de su zona de comfort”. Eso está muy bien, pero para mí es un poco más complicado que eso.