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Por el amor y el cuidado del pueblo: Una entrevista con Vanessa Green sobre la organización Call BlackLine

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Línea de teléfonos de colores colgados por el cable de izquierda a derecha los colores son, rojo, naranja, amarillo, verde, azul, azul marino, morado. sobre un fondo blanco

Una entrevista con Vanessa Green, directora ejecutiva de Call BlackLine, una línea de atención telefónica reconocida a nivel nacional que sirve a las comunidades BIPOC[1] y LGBT

Vanessa Green es cofundadora y directora ejecutiva de Call BlackLine, una línea de atención telefónica reconocida a nivel nacional que atiende a las comunidades negra, indígena, de personas de color (BIPOC) y LGBTQI con una óptica de mujer negra sin disculpas. El proyecto busca por ofrecer atención en salud mental con un enfoque no institucional o carcelario a las comunidades más afectados por la violencia estructural.

Su trabajo gira en torno a los derechos humanos, los derechos de la mujer y la sexualidad, la raza y las políticas de identidad relativas a los pueblos de la diáspora africana. Desde muy joven, Vanessa Green aprendió a ser curiosa y a plantear preguntas sobre la aceptación de los cuidados y la interrupción de la violencia.

Vanessa comenzó su trabajo en justicia social como directora del Programa de Crisis por Violación en el Condado de Orange, NY. En 2014, Vanessa, junto con #100Sistahs, comenzó el #FeedThePeopleSquad[2] y alimentó a más de 2500 personas sin hogar en Yonkers, NY. Fue cofundadora de un capítulo reconocido de Black Lives Matter[3] en el Valle del Hudson de Nueva York. Anteriormente, Vanessa fue la directora del Programa de Violencia Doméstica para Hombres, reconocido a nivel nacional, un programa modelo para maltratadores de Nueva York. Su trabajo contra la opresión también incluye la dirección de una iniciativa LGBTQI en Hudson Valley, Nueva York, Rockland Pride, durante más de veintitrés años. Vanessa fue reconocida en el Estado de Nueva York como activista en la lucha para acabar con la violencia de los hombres contra las mujeres.

En la actualidad, Vanessa dirige la línea de atención telefónica Call Blackline, que aboga por el apoyo entre pares centrado en los valores de la mujer negra que proporciona ayuda emocional y material a las personas BIPOC, LGBTQI y de bajos ingresos que, de otro modo, no tendrían acceso a las redes de atención. Su trabajo con Call Blackline es realizado orgullosamente por personas BIPOC y para personas BIPOC.

En su organización y en sus conexiones personales, Vanessa encarna su filosofía de atención a la comunidad: “todo lo que hagamos debe ser por el amor y el cuidado de la gente”.

Puede apoyar a Call BlackLine visitando www.callblackline.com.[4]

Esta es la primera entrevista de una serie de conversaciones que se realizaron en torno al tema de la localización e intervención de las líneas directas[5]. Otras entrevistas son: “Sera Davidow de The Wildflower Peer Support Line” y “Jahmil Roberts y Yana Calou de Trans Lifeline”. Estas entrevistas forman parte del Proyecto de Transparencia de las Líneas de Ayuda contra el Suicidio de Mad in America, que nació de la creencia de que la creación de transparencia y acceso público en torno a las políticas de intervención y rastreo de llamadas de las líneas de ayuda contra el suicidio debería ser una prioridad. Este proyecto incluye un directorio de líneas que no rastrean ni intervienen sin consentimiento, una encuesta pública, entrevistas a supervivientes y una convocatoria artística abierta. Visite la página del proyecto para saber cómo puede participar. (https://www.madinamerica.com/2022/02/suicide-hotline-transparency-project/) 

Álvaro Gamio Cuervo: Quiero darte el espacio para que te presentes al público de la manera en que prefieras.

Vanessa Green: Mis pronombres son ella y ellos[6]. Actualmente estoy en San Diego y trabajo para el condado de San Diego. Aún continúo mi trabajo con Call BlackLine, pero en este momento, debido a las pérdidas que sufrimos durante la pandemia, he estado sufriendo. Nos hemos tomado un paréntesis de dos meses para poder reagruparnos, reenfocarnos y centrarnos mental y físicamente. Incluyo a mis oyentes en esto, pero quiero darles las gracias por permitirme hablar de esta increíble línea de ayuda y de lo que significa para la comunidad BIPOC, especialmente para nuestra gente LGBTQ.

 Álvaro: Podemos empezar ya de forma más amplia, hablando de cómo llegaste a tu trabajo como líder comunitario en el apoyo entre pares.       

Vanessa: ¡Oh, Dios mío! Tengo 60 años y empecé a ser activista muy joven. De joven siempre me pregunté sobre la violencia que veía en mi propia comunidad, especialmente la violencia contra las mujeres. Solía preguntar a mi madre, que era una superviviente de la violencia doméstica, ¿por qué ocurre esto? ¿Qué ocurre? ¿Por qué los hombres nos golpean cuando deberían amarnos y cuidarnos? Mi madre no tenía una respuesta para mí porque creo que ella misma probablemente no sabía la respuesta, ya que seguía sufriendo esa violencia por parte de mi padre. Con eso empezó todo. Mi papel fue el ser honesta y decir: “eso no me parece bien”.

Cuando estaba en el instituto y quería ir a la universidad, recuerdo que mi orientador me dijo que fuera a la escuela de formación profesional[7]. Me impactó tanto que me fui a casa llorando. Le dije a mi madre: “Quiero ir a la escuela. Quiero ir a la universidad”. Ella me miró y me dijo: “¿Por qué no lo harías?”. Le conté que mi orientador dijo que debía ir a la escuela de formación profesional, y mi madre me dijo: “Vas a ir a la universidad. Puedes ser lo que quieras, y vamos a conseguirlo”.  Mi madre y mi tía fueron fundamentales para que entrara en el United Negro College Fund y me ayudaran a ir a mi primera universidad, la Virginia State University.

Le digo a la gente todo el tiempo que es una experiencia sanadora ir a un HBCU (Historically Black Colleges and Universities)[8] cuando eres una persona negra. Pero luego volví a Nueva York porque en realidad era más barato ir a la escuela en la ciudad de Nueva York. Cuando me gradué en la universidad, empecé a entender que quería ser trabajadora social y empecé a trabajar en centros de acogida. Mientras trabajaba allí, me di cuenta de que todos los casos eran de niños negros y “cafés”[9]. Me preguntaba: “¿se maltrata a los blancos? ¿Los niños blancos no entran?” Eso me hizo pensar. Empecé a preguntarme, “¿por qué se llevan a nuestros niños?” Eso fue realmente lo que me inició en mi papel para empezar a cuestionar. Nombré a los servicios infantiles como un “enorme barco de esclavos” que separa a los padres de sus hijos. Eso inició mi activismo, y después de eso, me convertí en directora de un centro de crisis por violación.

He hecho un recorrido por diferentes cosas y he luchado por los derechos de la gente, pero diría que fue mi trabajo en los servicios para la infancia lo que me llevó a empezar a plantear estas preguntas: ¿por qué los niños que vienen a nuestro cuidado son BIPOC? Me gusta llamarlo ahora “policía familiar”, siguiendo a la Dra. Dorothy Roberts. ¿Por qué nos quitan a nuestros hijos? Seamos claros, en la época de la esclavitud e incluso hasta ahora, los niños negros y cafés cuidan de los niños blancos. ¿Por qué siempre nos quitan a nuestros hijos cuando cuidamos a los hijos de los blancos?

Álvaro: Tu madre y otras mujeres desempeñaron un papel muy importante en tu formación como organizadora. Luego, al pasar por todos estos trabajos y notar todas estas disparidades raciales, especialmente en el cuidado de crianza, realmente te abrieron los ojos a estos sistemas de inequidad. 

Vanessa: Sí, mucho. También he visto cómo colocamos a los niños y dónde se les coloca. Cuando hacía trabajo social en el sistema de acogida, la gente tenía miedo de colocar a los niños con un hombre gay, y yo decía: “¿sabes que esta gente de aquí que pega a sus parejas es cishet (heterosexual cisgénero)?”, aunque esa palabra todavía no se usaba. Yo abogaba por que los niños permanecieran en hogares donde hubiera amor, cuidado y crianza.

Así que luché por conseguir que estos niños fueran adoptados por cuidadores amorosos, lo cual fue muy gratificante. Gracias a Facebook, algunos de ellos todavía se acercan a mí y me dicen: “Oye, fui a la universidad. Estoy en una familia. Tengo hijos. Me va bien, y gracias por ser una defensora tan hermosa cuando crecíamos”. Del sistema de acogida salen horrores, pero también hay algunas victorias.

Álvaro: ¿Cómo crees que tu trabajo en el ámbito de la acogida ha influido en tu forma de organizar el apoyo entre iguales, especialmente para los BIPOC?

Vanessa: Sabes, no creo que fuera tan buena en eso.

Crecí con un tío, ¿cierto? Tuve un tío que era abiertamente gay, y oí muchas cosas como: “Oh, es gay porque fue agredido sexualmente”. Mi tío me sentó y me dijo: “No es por eso qué soy quien soy”.  Y decía: “Yo nací así”.

Al trabajar en el sistema de acogida, recordé lo que me dijo: que todo lo que un niño necesita es de cuidadores que le nutran y amen, o pueden ser dos, pero si amas a un niño, no importa. La gente me miraba como diciendo: “¿Por qué defiendes a esas personas?”, y yo decía: “Porque quieren a ese niño y quieren criarlo”.

No creo que haya pulido mi condición de LGBTQI+ -odiaría decir aliada, pero sí camarada, quiero ser su camarada- hasta que empecé a trabajar con mi mentora, Phyllis B. Frank, que fue muy buena en esto. Tengo dos hijos queer, y son adultos. Tuve un hijo de género fluido, y él hacía obras de teatro. Un día le dije a ella (a Phyllis B. Frank): “es un hombre negro y lleva un vestido”, y ella me dijo con tanto cariño: “Tu hijo no está fuera del clóset, Vanessa, por algunas de las cosas que dices. Puedes ser todo lo “despierta” que quieras y esta gran organizadora, pero si él capta que algo de lo que hace está mal, no va a salir del clóset”. Mi hijo no salió del clóset hasta los 20 años. Ella habló de cómo cosas tan sutiles pueden hacer que nuestros hijos no se sientan queridos o aceptados por lo que son.

A través de ese viaje con ella y con la hermosa gente que conocí en Rockland, me di cuenta de que todos los LGBTQI+ deben ser tratados con amor, dignidad y respeto. Cuando empecé a llevar todas mis camisetas del orgullo, la gente me decía: “¿Eres gay?”. Yo decía: “No importa”. Nunca respondí que lo fuera o no. Son mi familia, y si creen que soy gay, no pasa nada. ¡Ahora, me molesta un poco que sea heterosexual!.

Phyllis B. Frank fue quien me ayudó a ver que, para ser esa buena camarada, tenía que abrazar a mi hijo y no relacionarlo con lo que yo pensaba que debía ser la masculinidad, y la masculinidad negra, en este país. ¡Fue un viaje! Como madre y como persona dedicada a la salud mental, me he disculpado con él y me he comprometido con él, pero sé que le hice daño. Le hice daño en ciertos momentos de su vida. Así que eso es algo con lo que, como madre, tengo que lidiar. Me abrazaron porque dijeron: “Mamá, eres una de las personas más abiertas y geniales”, pero sé que aún así le hice daño cuando era más joven. Todo eso es “culpa de madre”, pero me parece bien tener “culpa de madre”.

 Álvaro: Gracias por compartir esa profunda historia con nosotros. Me has puesto la piel de gallina. Es tan íntimo y vulnerable admitir que todos somos capaces de hacer daño, y que a veces hay otras formas de quererse. Desde una edad muy temprana, parece que tu tío te ayudó a darte cuenta de eso, y a lo largo del camino, has tenido figuras clave que te han permitido crecer en tu apoyo entre pares. A veces olvidamos en el mundo académico y organizativo que hay conexiones individuales que nos forman como persona, especialmente en este trabajo.

Vanessa: Tanto. Es tan cierto. También, una cosa que debo recordar cuando estoy en este viaje es que tengo que escuchar esas voces, especialmente a mis hermanas trans-negras. No voy a hacer nada sin consultar, como, “¿qué piensas, está esto mal?”

Hace años, no habría hecho eso. Pensaba: “Lo tengo, lo sé”. Fueron estas grandes personas en mi vida las que me han dicho: “no te informaste con nosotras, ¿por qué necesitas saberlo ahora?”. He sido bendecida por tener gente que no me cortó o gente que estaba dispuesta a ayudarme a ver y a traerme. La gente decía que me llamaran. Yo no tuve gente que me llamara. Siempre he tenido gente que me ha hecho ver y me ha dicho: “Oye, eso no está bien. Vamos a ayudarte. Déjame decirte por qué”. He sido bendecido por tener ese tipo de gente en mi vida.

Álvaro: Todo eso te ha llevado a crear esta hermosa organización llamada Call BlackLine. ¿Puedes hablarnos de los servicios que ofrece tú organización y de lo que es único en Call BlackLine?

Vanessa: Somos únicos en muchos aspectos. Hacemos cosas sencillas. No tenemos un límite de tiempo. Puedes llamar, y he estado en llamadas con gente durante una hora o dos horas, pero lo que he notado es que cuando se permite a la gente contar sus historias, no hablan tanto al día siguiente porque ya hemos escuchado su historia. Ya hemos afirmado y reconocido su dolor, su herida o lo que sea que estén pasando.

Todas somos gente marginada. Simplemente es así. Hemos tenido gente blanca que se ha convertido en oyente, pero les decimos a las personas blancas que tienen que ser transparentes cuando alguien llama, y tienen que decir que no son negras, o que no son latinas, o que no son indígenas. Muchas veces, la gente no quiere hablar con ellos. Las personas negras me dicen: “Necesito hablar con alguien que conozca mi experiencia, que entienda lo que significa ser negro en este país”. Los blancos tienden a no durar. Tienen buenas intenciones, y lo que les he dicho es que nos den dinero entonces, porque si quieren ayudar, podemos usar el dinero.

Formamos a todo el que quiera formarse, pero la mayoría de las personas que han permanecido en Call BlackLine, incluso a pesar de las dificultades, son población pobre, indígena, negra, LGBTQ y latina. Esa gente tiende a quedarse. Me parece que la gente impactada, la gente marginada, damos todo el tiempo. Sabemos que la mayor parte del dinero donado es de gente pobre o que no tiene mucho dinero. Se quedan a largo plazo, y por eso son los que han estado desde el principio de la línea de ayuda.

Ofrecemos una escucha sin prejuicios. Muchas veces, cuando la gente llama, doy a mis oyentes una salida si creen que es demasiado porque puedo ver todas las llamadas que entran. Me acaban de mandar un mensaje. ¿Podrías devolverle la llamada a esta persona? Les devolveré la llamada.

Ideación suicida. Tengo una hermana que es oyente y defensora[lgal1]  de la violación y la violencia doméstica. Ella manejó algunas llamadas de suicidio en Canadá que fueron brillantes. Recibió dos de ellas en una semana, y las manejó brillantemente.

No nos relacionamos con la policía nunca, nunca, nunca, y creo que eso desanima a muchos clínicos y a otras organizaciones. Pero no llamamos a la policía porque sabemos que si una persona llama y tiene ideas suicidas, no significa que vaya a suicidarse. Otras líneas telefónicas de ayuda conectan con la policía, y entonces la policía acude. La gente me ha contado historias de horror sobre cómo han sido hospitalizados en contra de su voluntad y cómo han sido maltratados durante la hospitalización, así que no llamamos a la policía.

Ofrecemos, y no es algo que se sepa, pero ofrecemos un poco de dinero. Si alguien llama y está llorando y dice: “me han cortado la luz”, y eso ocurrió mucho durante la pandemia, le enviaremos dinero por Venmo. No sé si están mintiendo o no, y realmente no me importa. No vigilo a la gente ni al dinero. Creo que este país ya lo hace bastante. No nos presentamos como una organización de ayuda mutua, pero enviaremos dinero. Tuve un joven en Portugal que llamó. Estaba en un programa de doctorado en Portugal, y me dijo: “No sé si voy a terminar porque mi ordenador se ha roto”. Le envié dinero para un nuevo ordenador. Hacemos cosas así.

Sí damos referencias, pero tratamos de investigar nuestras referencias. Queremos asegurarnos de que estas referencias que damos a la gente son de afirmación LGBTQI+, que tienen un análisis de la opresión, todo eso. Es curioso porque muchos médicos nos remiten a personas que son blancas, y yo me río; no me das dinero, pero me los remites. Lo entendemos.

Según el estado y si tengo una conexión con la gente, recibimos llamadas de personas que son maltratadas en prisión. Tengo algunas conexiones en Nueva York con gente de Sing Sing en California, tengo algunas conexiones. Pondré a la gente en contacto con los “defensores[lgal2]  de las prisiones” y con la gente por la abolición de las prisiones para ayudarles cuando tienen familiares en la cárcel.

No tenemos una gran presencia en el sur, pero definitivamente tenemos un punto de apoyo en la costa oeste, la costa este y el noreste porque todavía tengo muchos contactos de Black Lives Matter en todo el país, lo que es útil.

Álvaro: Parece que se trata de ir con la gente a donde se encuentren, proporcionando un apoyo emocional liberador y, cuando es posible, derivaciones comprobadas y apoyo financiero. ¿Puede describir su filosofía personal sobre la atención a los miembros de la comunidad de forma más específica, especialmente cuando están en crisis?

Vanessa: Mi filosofía es que todo lo que hacemos debe ser por amor y cuidado de la gente.

Mi filosofía es que si llamas -no me importa quién llame-, si nos llamas, te escucharemos sin juzgarte. Es curioso las llamadas que recibimos. Nunca olvidaré cuando empezó la pandemia; una madre me llamó y me dijo: “Dios mío, mi hijo quería un abrazo”. Tenía dos años, “y no quería abrazarlo”. Creo que estaba abrumada. La pandemia acababa de golpear, y ella dijo que se había ido a la cama, pero me llamó llorando porque sentía que le había hecho daño, así que básicamente le hablé de ello. Cuando se despierte mañana, puedes decirle que mamá ha tenido un mal día, que no tiene nada que ver con él y que le quieres. Le dije que se arrodillara y lo abrazara. Sollozó como 10 minutos porque sentía que “había arruinado a mi hijo”. La tranquilicé diciéndole que iba a estar bien.

La pandemia sacó a relucir las desigualdades y disparidades de este país. Algunas de las llamadas que recibimos eran simplemente desgarradoras. La gente decía: “No tengo comida”, y yo intentaba ponerlos en contacto lo mejor posible con la ayuda mutua. Utilicé un poco Amazon para entregar comida a algunas personas, pero Amazon se puso raro conmigo y me dijo: “tienes que sacar una cuenta de empresa”, lo que pensé que era porque estaba utilizando diferentes direcciones. No tengo una cuenta de negocios, pero para Jeff Bezos, a quien odio, supongo que eso es tal vez su seguridad. No sabría decirte por qué. Pero es desgarrador cuando estás tratando de ayudar a una comunidad, y las corporaciones vienen, y son como, “no estamos entregando allí porque usas una dirección diferente”. Yo también tuve que pasar por eso, pero nuestra filosofía es simplemente el amor y el cuidado de todas las personas.

 Álvaro: También has mencionado el no llamar a la policía. Eso puede ser un cambio tan duro para los clínicos, los trabajadores sociales y cualquier persona que tenga una profesión de ayuda. ¿Por qué no llamar cuando alguien está en crisis, especialmente cuando se trata de un suicidio? ¿Puedes hablar un poco sobre por qué esa filosofía es tan importante para cualquier persona en crisis, especialmente para los BIPOC?

Vanessa: Cuando creé Call BlackLine después de ir a Ferguson tras el asesinato de Mike Brown, y así en el camino de vuelta, alguien en el autobús dijo: “Los negros necesitan su propia línea de atención”.

Sabía que todo lo que creara no podía implicar a la policía porque veníamos de comunidades que habían sufrido el impacto de la violencia policial. Cuando lo estaba creando, al principio, solíamos despachar en Newburg, Nueva York. Si alguien tenía una crisis de enfermedad mental, despachábamos. De lo que nos dimos cuenta pronto -más rápido de lo que pensábamos- es de que se necesita mucha gente para dar una respuesta rápida. No pueden ser dos o tres. Se necesita gente que esté en la calle cuando la policía venga a desviar. Se necesita gente en la casa. Sabíamos que, aunque nos ocupáramos de algunas llamadas, como entrar en las casas, sabíamos que para hacerlo bien se necesita más gente.

Decidimos que íbamos a hacer una línea de atención telefónica, y entonces algunas de las primeras llamadas que recibimos fueron de personas que eran -y esto fue sorprendente para mí- hombres que decían: “Oye, sabes que este oficial de policía acaba de saltar de su camión y me golpeó sin ninguna razón”.  Así que no puedo llamar a la policía porque no tiene sentido, pero también sé que en ciertas comunidades la policía no es nuestra amiga, especialmente cuando se trata de problemas de bienestar mental. Muchas personas que mueren en manos de la policía son personas que están en una crisis de bienestar mental porque no están equipadas. No se trata de que estén equipados, sino de que simplemente no están equipados para lidiar con ese tipo de cosas. Desde el principio, porque se creó a partir de nuestro capítulo Black Lives Matter, sabíamos que no íbamos a llamar a la policía ni a enfrentarnos a ella.

 Álvaro: Me imagino que también crea un sentimiento de confianza con la gente que llama a la línea.

Vanessa: ¡Sí! Es gracioso; algunas personas llaman y susurran: “¿llamarán a la policía?” Nosotros decimos: “no, no lo haremos”. Entonces empiezan a hablar.

Así que, no sé si están en la casa o lo que sea, pero hay personas que, antes de empezar a contarnos lo que pasa, realmente nos preguntan: “pero si te lo cuento, ¿vas a llamar a la policía?”. También me han llamado mujeres maltratadas por su pareja y me han dicho: “¿vas a llamar a la policía?”. No. Ponemos en contacto a esas mujeres y a las víctimas LGBTQI+ que están en la misma situación con los servicios específicos para ellas que se ocupan de la violencia doméstica.

Recomendamos encarecidamente a cualquier persona que viva en Estados Unidos que reciba asesoramiento. Pero, por desgracia, el asesoramiento puede ser difícil para algunas personas. Es difícil. No tenemos los recursos. Es un país que ni siquiera siente que la asistencia sanitaria universal sea una cosa. Intentamos poner en contacto a la gente. Algunas personas ven a alguien por mí un par de veces sólo para salir de una crisis, pero no tenemos atención de bienestar mental gratuita. Simplemente no la tenemos.

La lucha durante la pandemia fue cuando muchos niños pequeños llamaban porque se sentían muy solos y echaban de menos a sus amigos. A veces la gente no entiende que puedes tener buenos cuidadores[10] pero estar en casa con ellos las 24 horas del día no es algo bueno. Todos hemos sido adolescentes. Tu madre puede sacarte de quicio. Yo hablaba con los jóvenes en su armario[lgal3] . Era como: “Mi madre me pone de los nervios”. ¿Puedes ir al armario? Y se metían en el armario para hablar.

Es simplemente tener a alguien con quien poder hablar. Eso es lo que ofrecemos. Estamos aquí si quieres hablar. No tienes que ser suicida. No tienes que estar en una gran crisis. Hemos recibido llamadas de personas mayores que sólo querían hablar. Tuvimos personas mayores negras que llamaron para decir: “Echo de menos a mis nietos”. Esas son las personas más dulces porque siempre se disculpan por molestarte. Nosotros decimos: no es un problema. Los jóvenes y las personas mayores siempre se disculpan por molestarnos, y pensamos que eso es extraño. Yo digo: “No nos estás molestando. Les queremos”.

Además, con nuestros jóvenes, siempre intentamos -no sabemos cómo son- pero intentamos afirmar su belleza. Tuvimos muchas chicas negras que llamaron porque se sentían feas y tal vez tenían ideas suicidas. A veces les decíamos: “Eres muy importante para nosotros. Eres hermosa. Eres amada”, y estas jóvenes sollozaban y decían: “Nadie me ha dicho nunca eso”. Nuestros oyentes siempre se esfuerzan por afirmar a nuestros jóvenes y hacerles saber lo valiosos que son para nosotros. Este país les dice a nuestros jóvenes, a nuestros jóvenes morenos, negros e indígenas, que son desechables la mitad del tiempo.

Le digo a la gente que si reconoce que son más jóvenes, por favor, asegúrese de que saben que cualquier pérdida nos afecta. Cada asesinato de la policía también. Los jóvenes llaman porque tienen miedo. Si es en una comunidad donde esta persona fue asesinada, nos llaman como: “Tengo mucho miedo. Tengo miedo de que me maten”, y no puedo decir que no vaya a ocurrir porque podría hacerlo, pero les decimos la verdad. Somos transparentes. Somos transparentes, e intentamos decirles que estaríamos en la calle por ellos si les pasara algo. Sabemos que la gente saldrá a la calle y luchará por ti. Así que siempre intentamos que cualquier niño que llame a esa línea sepa que es valioso. También lloraremos contigo. De hecho, he tenido algunos oyentes que han llorado con la gente, y yo digo: “Oye, está bien. No pasa nada”.

 Álvaro: Para las personas marginadas o que sufren la violencia policial o la institucionalización forzosa, la comunidad es la que, en última instancia, puede proporcionar una atención que salve y afirme la vida, especialmente cuando la gente teme por su vida y pide ayuda. Le decimos a mucha gente que busque ayuda cuando en realidad no es seguro para ellos todo el tiempo. Todas ustedes se ponen en la brecha, en realidad -así lo veo yo, no estoy seguro de que lo vean así-, para la gente a la que los servicios formales desechan y no puede recibir ayuda.

Vanessa: Sí, recibimos todo tipo de llamadas. Tengo gente que llama porque su supervisor es horrible. Pero me he quedado en el teléfono con mujeres trans, y es como, “creo que este coche me está siguiendo”, y dije, “vale, quédate en la línea conmigo, habla un poco más alto como si estuvieras hablando con la policía aunque no lo estés”. Nos quedamos con ellos en el teléfono hasta que llegan a su casa y están a salvo.

Le decimos a la gente que nos llame cuando quiera. Ese es nuestro lema. Si estás en un supermercado y te sientes mal, llámanos. También atendemos muchas quejas de los consumidores, porque en este país también se maltrata a la gente en las tiendas. Me han llamado personas y me han dicho: “el gerente me ha echado de Walmart sin motivo”. Y yo les digo: “Ah, sí, ¿qué Walmart es?”. Y una cosa sobre mí, voy a llamar a ese Walmart, y si no consigo al gerente, voy a llamar al corporativo. El objetivo de un día es tener una aplicación donde la gente puede dejar alfileres y decir: “He experimentado la discriminación en esta tienda”. No me importa. Vamos a dejar caer el alfiler en esa tienda, y vamos a dejar caer el alfiler en ese restaurante.

Hay gente a la que han echado de los restaurantes y me llaman llorando, como diciendo: “¿Por qué me han echado? No lo sé. La mujer a la que estaba gritando me gritó a mí primero”. Para la gente que navega por ser negra, morena, indígena y queer en este país, esto ocurre todos los días. No me gusta la palabra microagresión porque cada vez que alguien me hiere por ser negro, es algo macro para mí. Me siento muy mal.

Estamos atravesando cosas muy difíciles en este país, y no creo que mucha gente lo entienda. Te agradezco que lo hayas dicho: estamos en la brecha de la que nadie habla. A veces, si tienes un terapeuta, dices: “No quiero hablar de que me han maltratado en la tienda”, pero atendemos esas llamadas. Escuchamos esas llamadas y decimos: “Lamentamos que te haya pasado eso”. No decimos: “¿Qué has hecho?” Sentimos que te haya pasado.

Álvaro: ¿Qué sientes al formar parte de una comunidad que proporciona el apoyo necesario a las personas, a las personas BIPOC, a las personas queer y trans, a las personas con bajos ingresos que de otra manera no podrían acceder a la atención médica?

Vanessa: Se siente bien, y también, es abrumador.

Cuando decidí cerrar durante dos meses, me costó mucho trabajo. Tuve que ponerme en contacto con la gente porque lo estaba pasando muy mal. La gente que está cerca de mí me decía: “Vanessa, llevas mucho tiempo aquí, unos buenos años. Prestas tantos servicios, y necesitas tomarte un descanso”. Yo agonizaba por ello. No dormía porque sentía que me necesitaban, y entonces alguien me decía: “No tengas ese complejo de salvadora”, pero sé que es un servicio valioso.

Fue maravilloso cuando mi terapeuta me dijo: “Necesitas sanar. Todo tu equipo necesita sanar”. Muchos de nosotros, los pobres, no nos cuidamos. Tengo que ser honesta; la gente tiene tres o cuatro trabajos y no hace autocuidado. Entonces también experimentas mucho odio. Recibimos muchas llamadas de odio. Entonces lo interiorizas, y todos necesitamos tiempo para sanar. Así que, hablé con todos los oyentes, y fue gracioso lo rápido que estuvieron de acuerdo en que necesitaban dos meses. Me dije: “así que todos estaban sufriendo mucho sin decírmelo”, pero también creo que estaban agonizando como yo. Les dije que necesito que todos estén listos para ir en abril. Es necesario, pero sigo comprobando. Sigo viendo que llegan las llamadas y me digo: “Oh, Dios mío”, pero es el proceso por el que tengo que pasar yo misma al ser esta persona cuyo objetivo es salvar el mundo entero, y eso no es posible.

 Álvaro: Lo que acabas de decir me resuena con mucha fuerza, al notar toda la “curación[lgal4] ” que tiene que ocurrir. Mientras la gente le dice a las comunidades que presten atención, tal vez no se den cuenta de que eso también significa ponerse en peligro debido a todo el odio que puedes recibir como respuesta. Eso es algo que la gente no se da cuenta, sobre todo en lo que respecta a las líneas directas y la atención comunitaria. ¿Puede hablar más de ese odio que han recibido en Call BlackLine?

Vanessa: Fue extraño, y quiero golpear a Google. Si buscas en Google la línea directa de BLM, aparecemos nosotras. Así que pusimos un mensaje que decía que no estábamos conectadas con BLM, que éramos una línea de crisis, pero aún así, llaman, y todavía hacen odio. Siguen enviando mensajes de odio. No lo entendí, pero alrededor de cada incidente de Black Lives Matter o del presidente Trump, las llamadas vendrían – sería indignante la cantidad de llamadas que recibiríamos de personas que sólo necesitaban cantar la canción de la palabra N[lgal5] , llamándonos B y la palabra N. Durante el día, recibirás como 10 a 20. Recibes algunas, pero cuando pasa algo, como cuando Trump perdió, de hecho apagamos la línea durante un par de días porque supongo que la gente sentía que necesitaba vomitar su odio hacia nosotros por su pérdida. Las llamadas de odio son increíbles.

Para mis oyentes, depende de su personalidad. Tengo uno en el sur. Ella las llama llamadas de spam. Ella dice: “Es spam. Cuelgo”. Luego tengo otros que dicen: “Vanessa, no puedo responder a ninguna llamada; estoy cansado de que me llamen la palabra N”. Así que cada uno es muy diferente en su forma de enfrentarse a ello.

Mi sistema no es bueno porque sólo tenemos un límite de bloqueo de 1.000 personas, y seamos claros, reseteamos 1.000 y algo más, y luego empezamos a desbloquear a los de abajo para poder bloquear más, las nuevas llamadas de odio. No recibimos mucho dinero. Nunca hemos tenido mucho dinero. Sé que si tuviera suficiente dinero, podría tener un sistema como el de la línea de atención al suicida y, al igual que los refugios para mujeres maltratadas, esos números 800.

Me gustaría que Google cambiara los algoritmos porque, ya sabes, todo el mundo me dice: “Vanessa si pones BLM, salen todos”. No tiene nada que ver con BLM. Esta gente realmente quiere llamar y vomitar su odio.

 Álvaro: El hecho de que, como organización emergente, tengan que construir esta infraestructura para evitar que la gente les haga daño es lo más triste y lo que más enfurece. Me pregunto cuáles son los mayores retos de vuestro trabajo, además del odio que recibís.

Vanessa: El mayor reto es la capacidad de tener suficiente financiamiento. No me importa que me paguen. He tenido la suerte de poder tener un trabajo bastante decente ahora mismo, pero quiero poder pagar a mis oyentes. Tengo una que ha estado conmigo desde el principio, y es una mujer indígena pobre de Newburg. Quiero poder pagarle un sueldo. Hay que pagarles.

Me enfado cuando relleno las subvenciones porque a veces, cuando dices ciertas cosas como “no tratamos nunca con la policía”, mucha gente no da. En realidad, no podemos optar a las ayudas federales o estatales porque quieren que trabajes de verdad de la mano de la policía. Vivimos y sobrevivimos gracias a la amabilidad de la gente que hace donaciones. Tenemos un PayPal en nuestra página web para que puedan darnos dinero. Vivimos de la amabilidad.

De vez en cuando, cuando siento que no tengo suficiente dinero en mi cuenta para cubrir algunas de las cosas que necesito, simplemente grito a mis amigos en Facebook, y la gente siempre ha venido y me ha dado quizás 1.000 dólares para pagar las facturas. Sobrevivimos así, pero conseguir una subvención nos permitiría pagar a los oyentes. Hay que pagarles.

Le digo a la gente que si quiere decir “quiero utilizarte”, yo digo “podrías no utilizarme porque ahora mismo no tenemos capacidad”. La gente lo respeta, pero también me duele que tengamos que poner un límite a lo que podemos comercializar o sacar o compartir.

 Álvaro: Cuesta mucho dinero atender a la gente, y a menudo la gente se entusiasma con la existencia de algo como Call BlackLine, y no se da cuenta de todo el trabajo que conlleva desde el punto de vista financiero, emocional y estructural. Sé que a veces hacer este trabajo afecta a las oportunidades de financiación porque muchos esfuerzos de prevención del suicidio dan prioridad al rescate activo, que es cuando la gente recibe llamadas de la policía o del personal de emergencia. Así que, a menudo, la gente tiene que sacrificar mucho dinero para mantener los valores abolicionistas y mantener los valores de atención a la comunidad. ¿Cómo cree que el hecho de dedicarse a los valores antiviolencia afecta a la financiación de su organización?

Vanessa: Me parece bien. Una cosa que le digo a la gente es que tenemos que ser un modelo de paz. Como experta en violencia doméstica, siempre tuve que ser un modelo para los hombres a los que enseñaba que no puedo ser desagradable contigo. Tengo muy claro que la violencia, que la policía en este país es violenta. No puedo lidiar con esas instituciones. También me cuesta lidiar con las instituciones de salud mental porque esas instituciones también son violentas. Lo digo en mis subvenciones, y por eso la gente no ofrece la financiación.

Algunas instituciones de bienestar mental son muy opresivas. A medida que crecemos y aprendemos en este país, estamos aprendiendo que es necesario tener un análisis en torno a la raza y la opresión, pero mucha gente sigue utilizando este tipo de formación e intervención formal que es perjudicial para la gente. Yo le digo a la gente que la policía se pone de pie para matar a la gente morena, negra e indígena. Lo hacen, pero seamos claros: la educación nos mata, los profesionales de la medicina nos matan, todas las instituciones de Estados Unidos matan a la gente marginada. Sufrimos la violencia todos los días.

Somos un catalizador. Me han llamado personas que dicen que necesitan hablar porque su día ha sido horrible. Un jefe o supervisor que te maltrata es violento, aunque no te pegue. Es casi como si nos hubiéramos deshumanizado tanto que la gente ni siquiera ve que tu pequeña ocurrencia hirió a esa persona; tu pequeña ignorancia hirió a esa persona. Le digo a la gente todo el tiempo que una cosa que necesitamos en nuestra vida es la paz en tu hogar.

 Álvaro: Es posible mantener estos valores y practicar la atención comunitaria de forma liberadora, aunque la financiación no aparezca inmediatamente. Eso no quiere decir que sea fácil. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero es una posibilidad. Por eso, desde mi punto de vista, tu trabajo es tan poderoso. Estáis construyendo un futuro y un mundo en el que la gente puede prosperar y lo hacéis con muy poco.

Vanessa: Es curioso, nunca pensé que la gente creyera en mí. Pero, una mujer de Nueva Jersey se dedica a escribir subvenciones, y este año está escribiendo subvenciones para mí. Ha accedido a escribir gratis, y cobra a otras personas, pero dice que se lo compenso porque “El trabajo que haces toca a la gente. Tu trabajo es legítimo, de base, toca a la gente”.  Ella escribirá mis subvenciones este año de forma gratuita, y la quiero mucho por hacerlo. Es blanca, es queer, y siempre les digo a los blancos que eso se llama reparación creativa.

Puedes hacer cosas para apoyarnos sin todo este dinero. Le digo a la gente que necesita lugares para quedarse. ¿Tienes un apartamento? No tienes que cobrarles el alquiler por un par de meses. Eso es una reparación creativa. Le he preguntado a gente blanca, ¿puedes darle a alguien dinero para un par de viajes en Uber? Eso es una reparación creativa. Sólo necesito que la gente piense de forma creativa porque la gente siempre piensa: “oh, Dios mío, las reparaciones son millones de dólares”. Puede serlo, pero no tiene por qué serlo. Piensa creativamente en lo que tú, en tu pequeño espacio del mundo, mientras estás aquí en las calles por BLM o George Floyd, que podrías hacer creativamente para ayudar y levantar a otra persona que está sufriendo, una persona marginada. Es fácil de hacer, pero no creo que la gente lo sepa. Sólo piensan en grandes cantidades de dinero, y yo no. Yo pienso en trozos de dinero. Pedazos de apoyo.

 Álvaro: Quiero preguntar más específicamente, ¿qué crees que debe cambiar para apoyar a los individuos negros que experimentan ideación suicida u otro tipo de crisis?

Vanessa: Esa es una pregunta difícil, porque es como si tuviéramos que acabar con la pobreza, tenemos que acabar… Me has atrapado en eso.

Realmente me gustaría que Estados Unidos adoptara el bienestar mental y la atención a la salud mental de forma universal. Eso significaría que tendrían que adoptar la atención médica de forma universal, y no lo hacen.

También me gustaría que los 211 y algunas de las otras líneas de atención telefónica recibieran formación como Undoing Racism, People’s Institute for Survival and Beyond, o Getting to the Root. Recientemente tomé “Desafíos de Latinxs en el Desmantelamiento de la Supremacía Blanca”, y le digo a la gente todo el tiempo que fue uno de los mejores entrenamientos que he tomado en años. Creo que la gente que quiere ayudar necesita ser aprovechada por personas como la Dra. Joy aprovechó estos entrenamientos. No sé si podemos hacer a la gente más amable porque (como la axiología del Dr. Edwin Nichols sobre cómo nos relacionamos) a veces la gente simplemente no puede relacionarse.

Creo que este trabajo nos pertenece. Pertenece a la gente marginada. Tenemos que ser los ayudantes de nuestra gente, y lo somos, ¿verdad? Lo somos. Creo que como este país tiene a la gente tan segregada y tan sobrecargada de trabajo con tres empleos -no puedo ayudarte, estoy cansada- que si pudiéramos tener ese apoyo de la comunidad, eso es muy importante. Una cosa que la gente siempre me dice es que somos una comunidad. Yo no creo que una línea de atención telefónica sea una comunidad, pero ellos dicen que somos una comunidad, y nosotros somos su comunidad.

A la gente le encanta decir que los negros no se llevan bien, y yo creo que eso es una falacia porque, dentro de este trabajo que hago en la línea de ayuda, encuentro que la gente marginada está mucho más conectada de lo que los medios de comunicación y otras personas retratan. Nos queremos. Nos queremos, así que no quiero que perdamos nunca la esperanza en los demás. Le digo a la gente todo el tiempo: “no te bebas el Kool-Aid”[11]. Acércate a esa persona y ofrécele la misma dignidad y el mismo respeto que querrías en tu comunidad, especialmente si está en tu comunidad.

Además, quiero acabar con la falta de vivienda. Me molesta que este país no acabe con ella porque podría hacerlo. Veo tantas cosas y oigo tantas cosas. Cuando hizo mucho frío en Chicago, un hombre negro me llamó y me dijo que estaba acostado y durmiendo en la nieve. Quiero decir, ¿por qué? No quería ir a un refugio porque decía que no era seguro. Pude contactar con algunos de mis amigos en Chicago. No entró en su casa, dijeron, pero le pusieron un enchufe para que conectara sus cosas, y se llevó la comida. Tenemos que hacerlo mejor.

Hemos fallado en los Estados Unidos. Durante la pandemia, fracasamos. La pandemia sólo nos mostró lo que ocurría antes de la pandemia. No somos amables y cariñosos con la gente que creemos que está por debajo de nosotros o que no merece dignidad y respeto. Ese fue mi viaje. No nací así. Probablemente tuve el mismo tipo de mensajes y socialización, pero a medida que crecí, empecé a aprender que tu voz y lo que haces a la gente les impacta; empecé a cambiar, incluso la forma en que me veía a mí misma.

Te respeto. Respeto a la gente a pesar de todo. Si me maldices, te seguiré respetando. Es esa paz la que siempre he abrazado, y la heredé de mi padre. Cuando mi padre falleció, tenía una educación de tercer grado, y por muy violento que fuera con mi madre, en su funeral la gente se quedó fuera porque mi padre daba de comer a todo el mundo en la comunidad. Mi padre daba dinero a los niños si lo necesitaban o si tenían un bebé y lo necesitabas. Yo recibí eso de él. Sé que lo hice. Aunque fuera violento con mi madre, no dejé de quererle.

 Álvaro: Sí, mantener la esperanza y el amor por los individuos y las comunidades y que los sistemas cambien. Eso es algo difícil de conseguir porque, con el tiempo, la gente se desgasta. ¿Cómo pueden los lectores apoyar tu trabajo y solidarizarse con organizadores como ustedes?

Vanessa: Podrías ir a www.callblackline.com. Cuando volvamos a abrir, estoy buscando gente que quiera apoyar Call BlackLine. No tienen que ser oyentes porque escuchar es difícil. No voy a mentir sobre eso. Es difícil. Tenemos muchas habilidades en nuestra comunidad. Si hay gente que es buena con el manejo de computadoras, gente que es buena con la creación de cosas, volantes, etcétera (Deberías ver mis volantes. ¡Oh, Señor!) Aprecio cualquier cosa que quieran dar.

Vamos a hacer una formación, pero puede que tenga que cobrar, y será una escala móvil. Haré otra formación para Call BlackLine, que se abrirá de nuevo. Tenemos suficientes oyentes para responder a las llamadas que entran y estar disponibles para las llamadas que no pueden entrar. Si quieren participar, pónganse en contacto con nosotros. Además, si quieren donar, hay un botón de donación. Sé que los tiempos son difíciles. La gente ha perdido su trabajo a causa de la pandemia. Hay alguien que da tres dólares al mes, y agradezco sus tres dólares. Él no lo sabe, pero yo de vez en cuando le digo: “Te agradezco lo que haces”.

Lo que la gente quiera, y si me necesitan para hacer una formación en algún sitio, acabo de pedir unos honorarios porque las mujeres negras deberían cobrar. Deberían pagarnos por esto.

Déjame darte el número: 1-800-604-5841. Estaremos en marcha el 1 de abril. Compártanlo. Comparte el número si puedes.

 Álvaro: Si tuviera que resumir el punto de partida de su trabajo y su importancia, ¿qué querrías que supiera la gente sobre la prestación de apoyo a la comunidad en su línea de atención telefónica?

Vanessa: Las personas que son LGBTQI+, negras, indígenas, de color, también viven con problemas de bienestar mental. Simplemente no les damos tantos servicios como deberíamos, así que quiero que les ofrezcan apoyo. A veces la gente sólo necesita que le escuchen. No necesitan consejos. En realidad, sólo quieren que alguien les escuche. Recuerda que debes ser esa persona que escucha a alguien. Sólo escucha.


[1] Black, Indigenous, People of Color (Comunidades Negras, Indígenas y Personas de Color)

[2] #GrupoAlimentaALaGente

[3] Movimiento “Vidas Negras Importan”

[4] Este servicio se encuentra enfocado en contextos de población estadounidense, sin embargo, encontramos valiosa la traducción de la información ya que el contenido que se presenta puede ser de utilidad para distintos grupos en los contextos latinoamericanos o para las comunidades latinxs,

[5] El equivalente a las líneas de apoyo para personas en crisis.

[6] En inglés she/her y they/them, con esto se hace referencia a que al dirigirse a la persona pueden usarse pronombres femeninos o pronombres neutros.

[7] Lo que sería un equivalente a un escuela de estudios técnicos.

[8] “Colegios y Universidades Históricamente Negros” son aquellas universidades que se establecieron como centros educativos para personas afro-descendientes, previo a la promulgación de las leyes de derechos civiles y durante la época de la segregación.

[9] Al hablar de personas “cafés” usualmente se hace referencia a un tono de piel moreno, la mayoría de las veces puede referirse a personas de ascendencia latinoamericana, sin embargo, puede ser también en referencia a personas de origen asiático (medio oriente, países árabes, la India, etc.)

[10] Ya sea madre-padre, madre soltera, padre soltero, parejas del mismo género, etc. refiriéndose a cualquier persona que asuma los cuidados.

[11] Expresión que hace referencia a la creencia de seguir una idea aunque sea potencialmente peligrosa.


hacer la aclaración, ya que se conside

Política de las autolesiones: perspectivas de la experiencia personal

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Tiras de papel rasgadas con la inscripción "Self Harm" que en español se traduciría como "Daño Autoinflingido"
Tiras de papel rasgadas con la inscripción "Self Harm" que en español se traduciría como "Daño Autoinflingido"

Tra(ns)ducción de Emiliano Exposto

El movimiento de “supervivientes de autolesiones” surgió́ en Gran Bretaña en los años 1986-1989. Llegó a convertirse en una voz importante en la lucha contra la psiquiatría. El movimiento posee tres textos clásicos: Self-Harm: Perspectives from Personal Experience
de Louise Pembroke (1994); Vicious Circles: an Exploration of Women and Self-Harm in Society de Diane Harrison (1995); y Killing Me Softly: Self-Harm, Survival Not Suicide de Sharon LeFevre (1996).


Los trabajos de Harrison y LeFevre exigen ser leídos: en primer lugar, por su idea de que los cuerpos de las mujeres son un “campo de batallas” en las sociedades occidentales, como lo demuestran los índices de autolesiones y de “trastornos alimentarios”; en segundo lugar, porque constituyen una memoria crítica importante hoy en día. Pero como declaración definitiva de un movimiento político, la compilación armada por Pembroke sigue siendo insuperable. Su publicación inicial por Survivors Speak Out en 1994 fue un evento político fundamental. Se trata del testimonio más poderoso sobre las autolesiones. Aquí la autolesión no es considerada una “patología” individual, ya que adquiere un sentido político más amplio. En otras palabras, las autolesiones son una cuestión política.


Reimpreso en 1996, Self-Harm sigue siendo leído en todo el mundo. Hay que leerlo como el libro que contiene la “base de evidencia” más importante sobre la autolesión. ¿Qué lo hace tan significativo? Ante esta pregunta hay una respuesta clara: Self-Harm construye
críticamente una política de las autolesiones.


En primer lugar, a partir de este libro podemos entender que la autolesión es una política, en la medida en que estas experiencias provocan en el lector un cambio de percepción. Lean este libro y el “problema” de autolesionarse jamás volverá a ser el mismo “problema”.


Para captar esto podríamos considerar dos definiciones de la autolesión. La primera del psiquiatra Gethin Morgan, quien acuñó el término “autolesión deliberada”, la cual es explicada como “un acto deliberado no fatal, sea que se trate de un acto físico, una
sobredosis de drogas o un envenenamiento, realizado a sabiendas de que era potencialmente dañino, y en el caso de sobredosis de drogas, que la cantidad tomada era excesiva”. La segunda definición es de la superviviente Maggy Ross: “La autolesión rara vez es un síntoma de la llamada enfermedad psiquiátrica. No es un intento de suicidio… Es un grito silencioso… Es la manifestación visual de una angustia extrema. Aquellos que nos autolesionamos llevamos nuestras cicatrices emocionales en nuestros cuerpos.”


Maggy Ross proporciona menos una descripción de la autolesión que una explicación. En este sentido, una vez que escuchamos su explicación, el “problema” de las autolesiones ya no parece ser el mismo “problema”. Los testimonios compilados en este libro informan al lector cómo es este malestar y por qué la autolesión debe entenderse como un acto de “supervivencia”. Esta política nos dice que las autolesiones son una cuestión de poder.


Los hechos crudos del poder en las autolesiones son los siguientes: algunas personas son violentadas y silenciadas; ellas sobreviven a este silencio a través del acto de autolesionarse. Por ende, el punto político central de la autolesión es que puede ser autoinfligida, pero la violencia que la precede no lo es, porque algunas personas son violentadas y silenciadas por otros. Los testimonios contenidos en Self-Harm revelan precisamente quienes son esos otros; cómo se violenta a las sobrevivientes; y cómo han sobrevivido. La política de la autolesión supone entonces identificar y prevenir las violencias, del mismo modo que cuidar a aquellos que sobreviven por las autolesiones. Una política de la autolesión es lo que Peter Sedgwick llamó una psicopolítica. Una política que desafía a la medicina, a la psiquiatría y a la psicología. Y esto por dos razones.


Primero, porque el acto de autolesionarse pone a los sobrevivientes en contacto con profesionales que entienden mal las autolesiones, ya que las comprenden como patologías individuales. Y en segundo lugar, porque algunos de esos otros que han causado autolesiones son ellos mismos profesionales. Se sigue, entonces, que uno de los logros de Self-Harm es exponer la complicidad entre el “tratamiento psiquiátrico” y la generación de daños en uno mismo. Y dado que esta complicidad sigue siendo escandalosa, hoy necesitamos con urgencia una política de las autolesiones para combatir a la psiquiatría.


El movimiento de supervivientes ha proporcionado no solo una política de la autolesión, sino también una política de la experiencia, como alguna vez dijo Laing, uno de los referentes de la anti-psiquiatría. No encontramos en esta política la objetividad estéril del
control médico ni la estupidez de la clasificación psiquiátrica. Se trata de una política extraída del pozo de la experiencia. Por este motivo, a aquellos que descartan estas posiciones como si fueran “meramente subjetivas” o solo un “punto de vista”, les recuerdo
que gracias a la política de la experiencia tenemos conocimiento de diferentes violencias, como la violencia sexual infantil, el abuso o la violencia doméstica. De modo que, finalmente, en el caso de la política de las autolesiones necesitamos algo análogo a lo que
logró el activismo feminista: necesitamos una política radical y un cambio de percepción y sensibilidad de las autolesiones.

*Texto original en: http://www.studymore.org.uk/cress3.pdf

Stultifera navis
Antipsiquiatría, Política y Clínica

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Ilustración antigua del edificio principal del hospital psiquiátrico Saint Anne, Paris. Por Gaildrau, publicada en L'Illustration, Journal Universel, Paris, 1868

Cada loco es un disidente político
David Cooper

Existe una gentileza hacia las psicofarmacotecnologías que enaltecen a las destellantes iglesias de la psicología moderna y neoliberal. Sostengo desde este inicio —y los que me anteceden— que no creo exista una novedad al decir que la inmediatez y la sordera clínica ha venido expropiando de poco a poco las posibilidades y potencias del deseo; de todos aquellos que se han vuelto contra sí mismos, han enfermado o han saltado a la locura como última y noble defensa ante el mundo.


Aquellos que navegamos con las lenguas errantes, creemos saber que nuestras prácticas se anudan inevitablemente con la valentía de afrontar el deseo, de interrogar las funciones del síntoma, de acompañar las máximas consecuencias del hablar, pero más aún, del decir; podemos —si es que así se desea— situarnos en la complejidad que convoca el tema de los silenciados, porque pese a una enfermedad que embiste a los cuerpos, esta, no los silencia. Su cuerpo calla y el alma grita. He aquí nuestro tema: los enfermos del alma.

Frente de Liberación de los Insanos

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Nosotros, integrantes del Frente de Liberación de los Insanos, somos ex pacientes mentales y personas a las que la sociedad llama insanos. Estamos comenzando a unirnos —comenzando a ver que nuestros problemas no son individuales, ni debidos a inadaptaciones personales, sino el resultado de vivir en una sociedad opresora—. Estamos comenzando a ver de que la así llamada “enfermedad” es una rebelión personal o una revuelta interna contra este sistema inhumano. El Frente de Liberación de los Insanos luchará activamente contra las instituciones mentales y el embrutecimiento que representan (el confinamiento involuntario, electrochoques, uso de drogas, trabajos forzados, castigos y las constantes afrentas a nuestra propia identidad). Aun en los así llamados “hospitales progresistas” donde muchos de los abusos físicos no ocurren, a menudo se nos hace sentir tan abatidos, tan inferiores, nuestro concepto de quiénes somos y nuestras creencias nos disminuyen tanto, que a menudo terminamos aceptando la sociedad de nuestros carceleros. Lucharemos por liberar a todos los que están encarcelados en las instituciones psiquiátricas.

El Frente de Liberación de los Insanos se propone establecer centros vecinales de inadaptados, donde la gente con problemas pueda encontrar ayuda de personas que han pasado o están pasando experiencias similares. Creemos que la única manera en que es posible ayudar a la gente es a través de la ayuda mutua. Debe reinar entre toda una abierta y total sinceridad. Por otra parte, la mayoría de los psiquiatras se erigen en autoridades que todo lo saben y desde sus posiciones de poder asumen automáticamente que el que está enfermo es el así llamado paciente y no la sociedad. Nosotros, como otros grupos de liberación, exigimos el fin del sistema capitalista con su opresión racista y sexual y con sus patrones competitivos e inhumanos. Creemos en una sociedad socialista basada en la cooperación.

Exigencias del manifiesto:

1. Exigimos la desaparición de las instituciones psiquiátricas y toda la opresión que representan (servidumbre involuntaria, electrochoques, uso de drogas, restricciones a la libertad de comunicarse con el exterior).

2. Exigimos que toda la gente recluida en hospitales psiquiátricos sea inmediatamente liberada.

3. Exigimos el establecimiento de centros vecinales de inadaptados, enteramente controlados por quienes los utilizan. Un centro de inadaptados es un lugar donde los que sientan que necesitan ayuda, puedan obtenerla en una atmósfera totalmente abierta, de personas que soportan o han soportado experiencias similares. “Concebimos el centro como un lugar donde los que se encuentran sabrán dónde se localizan los que están sumidos en una crisis, porque ellos mismos lo han experimentado y no querrán abandonarlos, ya que saben lo devastador que esto puede llegar a ser. Los que allí viven y trabajan no se consideran más sanos que cualquiera que vaya. Todos son insanos y todos anormales.” (Frente de Liberación de los Insanos, Pórtland, Oregon.) El Frente de Liberación de los Insanos prevé la inmediata formación de estos centros.

4. Exigimos el fin del determinismo mental.

5. Exigimos que termine la práctica de la psiquiatría. Toda la “ciencia de la psiquiatría” se basa en la presunción de que hay algo malo en el individuo más que en la sociedad. Vemos a la psiquiatría como una herramienta para mantener el actual sistema. Rebelarse significa a menudo ser inmediatamente enviado a un psiquiatra por “disturbios emocionales”. Nosotros vemos: a) que la mayoría de los psiquiatras amasan dinero con nuestros problemas; b) nos ven como categorías y objetos. Para ellos somos una “ansiedad neurótica” o una “reacción paranoide” en lugar de seres humanos; c) fomentan la dependencia, no la independencia, al hacernos desconfiar de nosotros mismos y, por consiguiente, hacernos esperar respuestas del dios omnisapiente: el psiquiatra. Muchos psiquiatras han usado su influencia para desacreditar al movimiento revolucionario llamándolo enfermedad. Vemos que esto continuará y empeorará.

6. Exigimos el fin de la discriminación económica contra las personas que han seguido un tratamiento psiquiátrico y exigimos que todos los registros se destruyan.

7. Exigimos el fin del chauvinismo de los sanos (intolerancia hacia las personas que parecen extrañas y actúan de otra forma) y que se eduque a la gente para luchar contra él.

8. Junto a otros grupos de liberación exigimos el fin del sistema capitalista con su opresión racista y sexual y sus patrones competitivos e inhumanos. Creemos en una sociedad socialista basada en la cooperación.

9. “Exigimos el derecho a la integridad de nuestros cuerpos en todas sus funciones, incluida la más extrema de las funciones, el suicidio. Exigimos que todas las leyes contra el suicidio se borren de los códigos.” (Liberación de los Insanos, Portiand, Oregon.).

Link para descargar el libro El Terapeuta Radical, compilado por Jerome Agel, en el cual está incluido el texto “El Frente de Liberación de los Insanos”: http://www.soyanalistaconductual.org/el_terapeuta_radical.pdf?fbclid=IwAR1EuIR0D_GyTP8RSwDPc70JsIxUjbKJqqUdcSNCGmF03fJYapsmbnVadX8

Crónica de mi participación en un grupo de apoyo mutuo en salud mental.

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En Argentina, el Cabildo fue el escenario de la Revolución de Mayo de 1810, que marcó el inicio de la construcción de la Argentina. Es, por lo tanto, un edificio emblemático. El Museo Histórico Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo se ocupa de ese tema central de la historia argentina y propone un recorrido por el período colonial y el proceso revolucionario que le puso fin. Pero la colonización no había terminado porque hacia el año 2015 las colonias psiquiátricas aún seguían funcionando financiadas por el estado nacional.

Fue en el año 2015 cuando presentamos en el cabildo el libro “La ley de la locura: diálogos entre sobrevivientes de manicomios y la ley de salud mental” que venía a ilustrar a través de cinco crónicas de vida la necesidad de cerrar los centros de confinamiento como son, por ejemplo, las “colonias psiquiátricas” en donde se coloniza la conducta, el discurso y el pensamiento de los llamados “pacientes psiquiátricos”. Presentar el libro en el Cabildo, tuvo para quienes estuvimos presentes aquel día no solamente un valor literario y cultural sino también un valor simbólico e histórico porque estábamos instalando la necesidad de emancipación y liberación de las locuras que son colonizadas sistemáticamente por el sistema de salud mental.

Así fue como al finalizar la presentación del libro, dos de los autores junto a dos personas de la audiencia conversando informalmente se decidieron a armar un grupo de apoyo mutuo en la ciudad de Buenos Aires. Fui parte de esa charla informal y a la semana me puse a buscar un lugar en el cual pudiéramos comenzar con las reuniones de nuestro grupo de apoyo mutuo. Así fue como el centro cultural “Encuentro Guayaquil”, nos prestó uno de sus espacios dónde comenzamos a realizar las reuniones del grupo de apoyo mutuo. Las primeras decisiones que tomamos fueron sobre el grupo de apoyo mutuo como proyecto. Como tenía experiencia en coordinación de elencos teatrales, me ofrecí para empezar a coordinar con la condición de que la coordinación fuera rotativa. Esa primera decisión funcionó porque hubo consenso. Luego decidimos que las reuniones serían de dos horas, de una vez por semana en un mismo día y un mismo lugar.

En las primeras reuniones del grupo de apoyo mutuo definimos también que quien ocupara el rol de la coordinación lo haría involucrándose desde su propia experiencia como persona usuaria de salud mental. Esto nos permitió comprender que el grupo de apoyo mutuo se proponía convocar a personas usuarias de salud mental y sobrevivientes de manicomios. Así fue como empecé a ocupar el rol de la coordinación con la tranquilidad de confiar que si alguna vez no podía o no quería participar, alguien se ocuparía de la tarea de abrir la reunión, hacer circular la palabra y cerrar la reunión.  

Lo primero que aprendí sobre el apoyo mutuo es que permite que las personas que participen escuchemos otras formas de contar sus historias. Las formas que tenían mis apoyos de contar sus experiencias iban transformando mi propia forma de pensar mis experiencias en relación al sufrimiento, los delirios, las alucinaciones y las crisis. Seguramente me ayudó mucho el hecho de dedicarme a la literatura por lo cual las formas de contar historias o narrativas son algo con lo que trabajo diariamente. Pero sin embargo fueron las narrativas propias que se iban armando en el grupo de apoyo mutuo las que me dieron la confianza suficiente para dejar de usar drogas psiquiátricas como dejar de tener miedo a mis voces y visiones, a las cuales antes llamaba “alucinaciones y delirios”.

Aproximadamente a un año de armar el grupo ya con más confianza en la tarea, decidimos armar un grupo de whatsapp para emergencias que alguien pudiera atravesar. Yo mismo usé en algunas oportunidades el grupo de whatsapp para emergencias. En las reuniones presenciales hubo varias veces situaciones extraordinarias que las personas neurotípicas suelen describir como “brotes psicóticos” pero en el grupo de apoyo mutuo nunca describimos esas situaciones de esa manera porque la gran mayoría de quienes participamos en el grupo de apoyo mutuo tenemos experiencia en esas situaciones emocionales extraordinarias.

El grupo de apoyo mutuo “Buenos Aires” atravesó en estos 7 años por distintas etapas y funcionó en tres centros culturales distintos. Hay algo que me sostiene y me permite mantener cierta constancia en mi participación. El apoyo mutuo es una forma de relacionarse que no se propone “ayudar” sino que simplemente consiste en dar y recibir apoyo según las posibilidades de cada persona.

Buenos Aires, 28 de Junio 2022.

Para contactar con Alan Robinson pueden escribirle a:

[email protected]

Para saber más sobre su trabajo y su obra pueden acceder a su sitio:

www.alanrobinson.com.ar

Capacidad Jurídica, hacía un modelo social y de derechos humanos. Conversación con Jessica Rodríguez García

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Jessica es abogada por la Universidad Nacional Autónoma de México y experta independiente en los derechos de las personas con discapacidad.

Se ha desempeñado en el campo de la defensa de los derechos humanos de las personas con discapacidad en la Clínica Jurídica del Programa Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México y en la asociación civil “Documenta Análisis y Acción para la Justicia Social, A.C”. Actualmente colabora en la Subdirección de Análisis Legislativo del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México.

Cuenta estudios especializados en reformas en materia de capacidad jurídica de las personas discapacidad en Latinoamérica por la Pontificia Universidad Católica del Perú y está certificada en estudios críticos de la discapacidad por el 17, Instituto de Estudios Críticos de México.

Forma parte de diversas organizaciones de la sociedad civil, como la “Red Latinoamericana Artículo 12”, la “Red de Instituciones de Educación Superior Mexicanas por la Discapacidad y la No Discriminación” y la “Alianza Mexicana para la Capacidad Jurídica de las Personas con Discapacidad”, desde las que promueve e impulsa los derechos de las personas con discapacidad.

La siguiente entrevista representa el punto de vista de Jessica como activista independiente, y no necesariamente representa la postura de los organismos o grupos en donde colabora.

Luis Arroyo: Que tal, pues antes de empezar creo que sería importante poder dejar en claro para las personas que nos leerán, ¿Qué es o que implica la capacidad jurídica?

Jessica Rodríguez: Podríamos referirnos coloquialmente a la capacidad jurídica como un derecho llave porque te permite ejercer el resto de los derechos humanos, es como un pase para poder acceder a otros derechos. En nuestra constitución mexicana, en el art. 1 vas a encontrar que todas las personas son iguales, que todas las personas tienen los mismos derechos, entonces, lo que está haciendo ahí la ley es reconocerte que tú gozas de derechos humanos, que eres titular de estos, y el primer paso es tenerlos en escrito, pero el segundo es “yo los voy a utilizar, yo voy a ejercerlos, yo voy a acceder a ellos”, es una faceta más de acción, porque la faceta pasiva es “yo soy Jessica Rodríguez y soy titular de los derechos humanos que están reconocidos en la constitución”. Pero la faceta activa es “yo voy a ir a sacar mi pasaporte, yo voy a ir a celebrar un matrimonio, yo voy a autorizar mi tratamiento médico, yo voy a firmar un contrato laboral, yo voy a vender mi casa, etc.”, entonces, esta faceta activa es lo que se llama capacidad de ejercicio. La primera faceta es la capacidad de goce, pero ambas son la cara de una misma moneda que es la capacidad jurídica, que es este derecho humano y es lo que trata de reformar la iniciativa de la senadora Sánchez Cordero.

Entonces, la trascendencia o la relevancia de este derecho es que es prácticamente el derecho a tener derechos, el derecho de ser una persona ante la ley, de ahí que sea tan necesario que se reconozcan para todas las personas. En este caso sería en el Código Civil Federal, y quisiera hacer una precisión, si bien existe un Código Federal, como tal la regulación de este derecho humano, la capacidad jurídica, es materia estatal, entra dentro de la competencia de los estados y estos se deben de alinear a lo que establezca el Código Civil Federal.

L.A: Entonces, si no tuviéramos capacidad jurídica no podríamos hacer nada frente a la ley ¿no? Seríamos ciudadanos “inexistentes”, antes de ir a la propuesta como tal, ¿cuál es está relación que hay entre el tema de la capacidad jurídica y las personas con discapacidad? En especifico discapacidad intelectual y psicosocial, porque casi siempre que hablamos de estas discapacidades aparece este tema.

J.R: Hoy día la capacidad jurídica se le niega a personas que manifiestan una discapacidad intelectual o psicosocial, que los códigos civiles la traducen como “personas que no pueden gobernarse a sí mismas” o también personas usuarias de sustancias. Lo cual engloba a todas estas personas bajo la idea de que no pueden tomar decisiones y por lo tanto mejor hay que negarles la posibilidad de tomar sus propias decisiones y seleccionar a alguien que lo haga a nombre de ellas, lo que se conoce como sustitución de la voluntad.  ¿Y porqué es esto? Hay un gran problema en el derecho, y esto viene del derecho civil desde el Código de Napoleón, que nosotros heredamos y básicamente replicamos; el derecho compara o más bien equipara la “capacidad mental” con la capacidad jurídica y esto significa que en tanto una persona tenga las habilidades mentales para tomar decisiones va a tener este derecho y que está sujeta a que la persona se considere es apta para tomar decisiones. Y que exista un respaldo social que considere ese reconocimiento como algo correcto, por ejemplo, en el caso de una persona que esté atravesando un periodo de crisis o se encuentre bajo el efecto de sustancias.

Entonces, la “capacidad mental” va muy de la mano con el reconocimiento de este derecho, y lo que viene a hacer el derecho internacional, a través del movimiento de personas con discapacidad desde los años 70’s, es decirle al derecho civil “oye no, ese derecho debe de ser reconocido indistintamente de lo que tu consideres que es apto o normal o adecuado”. Ese es el gran conflicto que hay con el reconocimiento de la capacidad jurídica y las personas con discapacidad psicosocial e intelectual, creo que el derecho no termina de entender que independientemente de la diversidad humana los derechos humanos siguen siendo absolutos.

Hablamos de derechos universales absolutos, iguales para todos, reconocemos la diversidad humana, la dignidad humana, “¡ah! ¿pero adivina qué? En este caso no”; en este caso sí les “podemos” negar este derecho, con un propósito en común de “protegerlos” y porque es “lo mejor” para ellas, con este estandarte de protección y una mirada asistencialista. El trasfondo es el modo en cómo miramos a las personas con discapacidad intelectual y psicosocial y cómo equiparamos la capacidad mental a la capacidad jurídica. Me gustaría que quedara claro, la capacidad mental es una aptitud orgánica de la persona y depende de muchísimos factores: sociales, ambientales, económicos, individuales, familiares, educativos, de accesibilidad a servicios de salud con especialistas. Y la otra, la capacidad jurídica, es un derecho universal y ahí no cabe la excepción de reconocimiento por motivos de diversidad humana. Es algo que no termina de entender el derecho nacional mexicano.

L.A: Y ya encaminando al tema, por lo que tengo entendido esta propuesta surge con la “justificación” de “darle voz” a las personas con discapacidad intelectual y psicosocial, revisándola se menciona que se busca respetar la capacidad jurídica, pero con un “acompañamiento diferenciado”, ¿qué es esto de capacidad jurídica con acompañamiento diferenciado? Y ¿por qué esto resonó tanto?

J.R: Me gustaría primero puntualizar que en el lugar en que se está reconociendo esta capacidad jurídica diferenciada que, si no me equivoco, es el artículo 450 fracción 2. Ese artículo está dedicado a la “incapacidad legal y natural de las personas”, aborda quienes no son y quienes sí son capaces legalmente y por naturaleza. De entrada que esta regulación esté en ese artículo es bastante problemático, porque, si bien, saca a las personas con discapacidad psicosocial e intelectual de esta segunda fracción que determina que las personas que no pueden gobernarse a sí mismas, aunque tengan periodos lúcidos, no tienen  capacidad legal y natural. Los saca de esa fracción, pero luego pasa a regularlos en un tercer párrafo que añade y habla de una capacidad jurídica diferenciada. El problema es la palabra “diferenciada”, la capacidad jurídica es absoluta eso ya lo ha dicho el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas, así está plasmado en el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y no cabe razón para hacer una diferenciación, por mínima que sea. Entiendo por la exposición de motivos que en efecto reconoce esta “evolución” en la autonomía de las personas y ella (la senadora) lo maneja como autonomía diferenciada, pero yo más bien me referiría a ella como que todos tenemos una autonomía en evolución, desde el momento en que nacemos, durante el transcurso de nuestra vida, conforme vamos creciendo y madurando, y sí es diferente, pero eso no da lugar a que restrinjas la capacidad jurídica de las personas. Insisto, la capacidad jurídica es absoluta, independiente de tu nivel de autonomía, de tu nivel de capacidad mental, y a mi parecer no termina de entender eso la propuesta de la senadora Sánchez Cordero.

Si hace suya muchos criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero curiosamente cita las partes que más le convienen para llegar a la propuesta que quiere hacer en la iniciativa, como que se le olvidó que dentro de la sentencia que cita de la misma Suprema Corte; esta reconoce que no cabe restricción de este derecho, es absoluta la capacidad jurídica, entonces, en este sentido cuando maneja una capacidad jurídica diferenciada que se va a determinar a través de exámenes médicos, ahí tenemos otra vez una mirada médica rehabilitadora de la discapacidad, en vez de estar examinando qué barreras enfrenta la persona conforme al modelo social y de derechos humanos de la discapacidad. Vámonos otra vez con la persona para ver cuál es su diagnóstico, para ver cuál es su déficit (que así lo maneja la convención, no estoy de acuerdo con ese término, sino más bien diversidad funcional), otra vez se está enfocando en la persona y no está enfocada en la sociedad, entonces, no termina de dar el giro de 180 grados que queremos dar dentro del movimiento de personas con discapacidad. Esta restricción a la capacidad jurídica de personas con discapacidad es inconvencional e inconstitucional.

L.A: Mencionas nuevamente, “se regresan a las evaluaciones” y quisiera en un momento retomar ese punto, pero ahorita, para ir esclareciendo el tema con esta propuesta, entiendo que “acompañamiento diferenciado” es asignar una persona que va a apoyar en la toma de decisiones, ¿qué diferencia hay entre esta propuesta y el modelo de tutelaje?

J.R: Los tutores hoy día como esta regulado el estado de interdicción no tienen la obligación de tomar en cuenta la opinión ni los deseos o preferencias de las personas con discapacidad, lo que hace esta propuesta es establecer la obligación a respetar la voluntad y las preferencias de las personas con discapacidad y eso lo obtiene del modelo social de la convención, pero la adaptación no es la correcta porque al parecer intenta arreglar el estado de interdicción e intenta arreglar el estado de los tutores  y curadores, cuando conforme al modelo social y de derechos humanos las personas con discapacidad deciden si necesitan apoyo para tomar decisiones o no. Jamás puede ser impuesto en contra de su voluntad, y la manera para determinar qué tipos de apoyos se necesitan debe de seguir ciertos criterios, basados en los tipos de barreras que enfrenta la persona, qué es lo que necesita para tomar decisiones, en qué aspectos de su vida necesita tomar las decisiones, y cuál es la manera de apoyarlo, todo eso lo debe de determinar la misma persona. El acompañamiento que proponen lo establece un juez conforme a un diagnostico médico, entonces, eso está totalmente alejado del modelo social y de derechos humanos. Se percibe un intento de interiorizar el modelo social y de derechos humanos, pero parece que le ganó el miedo, este miedo de “¿cómo las personas con discapacidad pueden tomar sus propias decisiones?, ¿cómo pueden estar sin la protección de alguien? No pueden estar solas”. Siento que es un miedo social que muchos familiares tienen y entiendo que tienen sus razones para sentirlo de esa manera, pero no termina de acercarse a esta nueva perspectiva de la discapacidad para poder “perder el miedo” de decir tienen derecho a tomar sus propias elecciones y explorar qué tipos de apoyos pueden necesitar.

L.A: Es entonces, como querer forzar un poco el modelo social dentro de la interdicción, vamos a mezclarlos a ver que resulta.

J.R: Y son excluyentes, no se pueden integrar, de ahí el cambio de paradigma, no puedes buscar una síntesis de ellos, es totalmente lo opuesto.

L.A: Regresando al tema de las evaluaciones, y es algo que ya comentaste, es un juez quien determina si la persona quiere este acompañamiento diferenciado, y una vez determinado manda a la persona a ser evaluada, ¿Qué es lo que habilita a un juez para poder tomar esta decisión? ¿por qué un juez es quien la toma (la decisión) bajo que ideas es que lo hace? Porque pareciera que la mayoría de las veces los jueces ya han decidido que la persona requiere de este acompañamiento y solo buscan que la psiquiatría se los confirme, pero, ¿con que bases es que toman estas decisiones?

J.R: Los criterios no están regulados en la propuesta de Sánchez Cordero, lo que si sé, es que los jueces dado que son expertos en leyes difícilmente pueden ser quienes determinen estas cosas, es algo muy similar a lo que pasa en cualquier otra disciplina como materia familiar, penal, etc., cuando el juez necesita de otros expertos u otras disciplinas lo puede hacer, para eso están los dictámenes de trabajo social, psicología, etc. Y no digo que no sea un ejercicio necesario, no podemos esperar que el juez lo sepa todo, aquí el peligro es la mirada médica, la narrativa de la psiquiatría sobre la discapacidad, una narrativa de anormalidad, de querer borrar la diferencia, de corregir a la persona, de determinar lo que puede hacer y no puede hacer, pero no está enfocada en la sociedad como lo plantea la iniciativa se sigue quedando con esta mirada médica rehabilitadora. Eso es un gran peligro, porque el acompañamiento que le asignen no va a lograr el objetivo de apoyarle a ejercer su capacidad jurídica, no le va a proveer de las herramientas que necesita, seguramente, si el único criterio es médico no lo va a hacer.

Entonces, es también un peligro que no existan estos criterios establecidos, que no esté escrito el cambio de paradigma, el cómo vamos a mirar a la persona con discapacidad cuando necesite acompañamiento o apoyos para tomar decisiones. Se deja aún abierta la puerta a que continúen vigentes estos estereotipos, prejuicios y estigmas, principalmente hacía personas con discapacidad psicosocial que se consideran “peligrosos”, no capaces para tomar decisiones, y hacia personas con discapacidad intelectual que se considera que son “inocentes” y que las demás personas van a querer dañarlos. Entiendo que no están escritos los criterios, pero por eso mismo me preocupa mucho que el único criterio escrito sea el médico.

L.A: Entonces, realmente el primer determinante serían los prejuicios que pudiera tener las o los jueces, o los conocimientos que tuvieran, y de ahí pasa a la psiquiatría, y sí, al revisar esta propuesta parece que nunca se hace mención de buscar otras disciplinas, otros enfoques, entonces es realmente un modelo que se viene replicando desde hace tiempo, y como tu comentaste, nunca se le pregunta a la persona si considera o quisiera apoyo, que es también un grave fallo de esta propuesta.

Teniendo más claro en que consiste esta propuesta, ¿cuál sería el riesgo de que se hiciera vigente, qué consecuencias crees que pudiera traer?

J.R: La verdad es preocupante, supongamos que se aprueba, para mi va a ser un cambio de etiquetas, ahora nos referiremos a la interdicción como acompañamiento, y a mi lo que más me preocupa es que pensemos que esa reforma va a ser un logro para transitar a un modelo social y de derechos humanos, y que ahí nos estanquemos, y que no terminemos de entender como sociedad el modelo en cuestión. Me preocupa que la gente lo llegue a aplaudir porque no todos estamos informados y la familia que tiene a su hijo o hija con discapacidad va a pensar que esa es la mejor opción, y va a seguir vigente el modelo médico rehabilitador.

Recordemos que las leyes siguen siendo un medio que moldea nuestra realidad, y que comunica imaginarios a la sociedad, y si esta reforma se aprueba el mensaje que les estamos dando es que está “bien” sustituir la voluntad de las personas con discapacidad, está bien que decidamos por ellas, está bien que no tengan oportunidad de decidir cuestiones sobre su vida. A mí me preocupa mucho el impacto social y legal, que nos quedemos en un intento fallido para transitar al modelo social.

L.A: Que es algo que uno se encuentra mucho, se establece la interdicción y tiempo después cuando hablas con las personas o la familia comentan que fue lo que en ese momento les dijeron era lo mejor.

J.R: Claro, es lo que conocen, es lo que está a su alcance, es lo que necesitan para poder cobrar una pensión, entiendo porqué es una mejor opción para ellos, pero quienes sí conocemos esta perspectiva apegada a un marco de derechos, nos preocupan la creación de leyes cómo esta.

L.A: Con esto me surge una duda, tengo entendido que debería de estar disponible el apoyo para las personas que lo requirieran en la toma de decisiones, que en un apoyo informado, consciente, entonces, me gustaría saber cual es la diferencia entre un ajuste razonable o un apoyo y este acompañamiento diferenciado.

La diferencia que veo en este momento es que el apoyo es solicitado y determinado por la persona, y el acompañamiento es más una imposición, ¿pero en cuanto a funcionalidad hay algo distinto ahí?

J.R: El apoyo puede ser tan amplio como la persona lo desee, lo puede brindar no solo una persona sino muchas, cuantas desee, incluso también instituciones públicas. En Colombia, Perú y Argentina ya existen sistemas de apoyo, entonces pueden ser tan variados como lo desee la persona y también puede ser de distinta naturaleza, puede haber una persona que necesite apoyo para sopesar las decisiones que van a tomar, prever las consecuencias de la decisión que van a tomar. También puede haber personas que aparte de todo esto necesitan apoyo para poder estructurar lo que quieren decir, opinar. Hay varias etapas que se tienen cuando se va a tomar una decisión: recabar la información, comprenderla, sopesar, decidir y comunicar; entonces es en esta gama de ámbitos en que una persona puede necesitar de apoyo, incluso las personas que no experimentan circunstancias de discapacidad, aunque lo que se está haciendo es formalizar y garantizar este apoyo como un derecho únicamente para personas con discapacidad.

Entonces este tipo de apoyos como lo plantea la Convención es “tú, persona con discapacidad, decídelo”. Pero lo que hace la propuesta de Sánchez Cordero es “tú necesitas acompañamiento, tú claramente no eres totalmente autónomo ni autosuficiente, entonces te voy a designar a alguien para que te ayude en tus decisiones y ahí vamos a definir qué grado de acompañamiento”, ese tema de grados me molesta mucho, porque es como decir “que grado de discapacidad” tienes, ¿por qué no mejor hablamos de qué tipos de apoyos necesito para yo tomar mis decisiones?, ¿por qué tener que hablar de grados? Para mí eso refleja que se sigue pensando a la discapacidad como un déficit, como una enfermedad que se mide por grados o intensidades, eso me molesta mucho.

Esa sería la diferencia que veo entre apoyos según la convención y el acompañamiento en la iniciativa. En cuanto a ajustes razonables tengo que hablar de accesibilidad; la accesibilidad es un derecho universal, básicamente es que cuando diseñas un producto, un servicio o un espacio y consideres la diversidad humana, que cualquier persona pueda utilizarla, sea un niño, sea un adulto, una persona mayor, una persona con discapacidad. ¿Qué pasa cuando diseñaste algo pero no alcanzaste a prever la especificidad de cierta diversidad humana? Por ejemplo, una persona con autismo a quien cierta intensidad de luces le ocasiona cierta reacción en su cuerpo o estado emocional, nadie está obligado a considerar toda la diversidad humana, entonces, cuando tienes este tipo de situaciones es cuando entran los ajustes razonables: “para esta persona con nombre y apellido, lo que voy a hacer cuando venga a mis instalaciones que voy a usar otro tipo de luz, para que no tenga estas reacciones en su estado emocional, o en su físico”. Puede ser no solo en ámbitos físicos sino en procedimientos, por ejemplo, si van a hacer un examen de admisión y a una persona con discapacidad psicosocial el nivel de estrés le genera una crisis emocional, entonces, “vamos a darle más tiempo para que no se presione tanto, vamos a permitir que lo haga en su casa que alguien de la escuela vaya a su casa, porque estar en un ambiente que le es familiar la hace sentir más tranquila”, etc. Ese sería un ajuste razonable para acceder a la educación, hay ajustes razonables también jurídicos, en el acceso a la justicia, mucho como lo hace Documenta con el programa de facilitadores, que son personas que apoyan a la persona con discapacidad para desenvolverse en un proceso judicial penal . Otro tipo de ajustes razonables que pueden implementar los jueces y las juezas  es dar plazos con mayor tiempo, permitir personal de apoyo a la persona, todos esos son ajustes de procedimiento porque están enfocados a una persona y en el contexto de acceso a la justicia. La accesibilidad beneficia a todos pero el ajuste razonable solo va a beneficiar a una persona. Una diferencia elemental entre el ajuste razonable y el ajuste del procedimiento, es que el ajuste razonable puede suceder siempre y cuando no implique una carga “desproporcionada” para quien lo va a brindar. El Comité no define qué se puede entender claramente por “carga desproporcionada” aunque sí menciona algunos criterios. Mientras que los ajustes de procedimiento no están sujetos a ninguna condición, sino que siempre deben de proporcionarse.

L.A: Para ver si entendí, el acompañamiento entonces se aplica durante todo el proceso de decisión, la propuesta determina que incluso será por cinco años y después se re-evalua por el juez y psiquiatría, en cuanto a los apoyos la persona puede decidir cuales y en que parte del proceso los requiere, y tal vez lo que hoy sirva en otro momento ya no lo requiera, entonces la información y elección es uno de los principales diferenciadores entre ambos, y en cuanto a los ajustes, me acabas de aclarar que estos van enfocados a una persona en específico, y esta propuesta me parece que no ve a las personas, si no que ve diagnósticos y determina que todos diagnosticados bajo cierta etiqueta requieren los mismos apoyos, ¿cierto?, ¿sería así como se diferenciarían?

J.R: Sí, es algo como tabula rasa, y pareciera que mira a las personas con discapacidad como un grupo homogéneo, aunque especifica o refiere tipos de discapacidad, y ese es el riesgo de pedir diagnósticos para agruparles y no considerar a la persona. Tiene que haber un acercamiento, pero parece que les da miedo, no saben cómo hablarles y ahí hay una barrera social. Y me hace sentido, digo, yo tengo una hermana con discapacidad psicosocial y entonces estoy abierta a ver y entender otros tipos de comportamientos, otra forma de ser; pero si no están incluidos en la sociedad y por lo tanto, no estamos acostumbrados a convivir con ellas y a mirarlas desde la diversidad humana, claramente que cuando lleguen frente a un juez este va a decir “¿cómo me comunico con ella?, mejor psiquiatra tú ven y dime que tiene y que tengo que hacer, porque yo no tengo las herramientas para acercarme a ella”, pero está este otro lado en que para eso tenemos muchas personas que te pueden apoyar a acercarte a la persona para conocerla como familiares, y aunque reconozco que hay quienes se encuentran en situación de calle, se puede recurrir a una persona trabajadora social, pedagoga o psicóloga (para buscar apoyo al comunicarnos). Por eso es un gran riesgo basarse en un diagnóstico porque tienden a ser absolutistas y con una mirada genérica, no aprecian la diversidad humana y la trascendencia de las especificidades de cada persona.

L.A: Para ir cerrando, esta propuesta tan solo retoma lo ya hecho antes, ¿no? Retoma conceptos, suaviza las palabras, pero finalmente sigue siendo una mirada un tanto prejuiciosa, medicalizada y psiquiatrizante, ¿cierto?.

J.R: Sí, retoma muchos elementos del modelos social, pero no los aterriza, y ese es el peligro, que si yo no supiera nada del tema diría “si claro, ¿por qué no?”. Por eso quisiera resaltar la necesidad de realizar iniciativas consultando a personas con discapacidad. Pero si el día de mañana se aprueba la Suprema Corte la va a tumbar porque ya tiene un cúmulo de sentencias donde ya ha declarado la invalidez de diversas reformas por carecer de consulta a personas con discapacidad, ya que es una obligación por el Congreso de la Unión con forme al artículo 4, párrafo tercero de la Convención. Y tampoco hubo consulta con la transparencia, su debida documentación y la extensión de las conclusiones. Nada de eso se realizó con esta iniciativa, claramente ahí está la ausencia de las personas con discapacidad, a las personas a las que va dirigida esta iniciativa. Dime ¿dónde está su opinión? Por eso es que valoro tanto el trabajo de Víctor Lizama porque hay que alzar la voz, si no nos preguntaron pues hay que decirlo nosotros.

L.A: Finalmente, si al revisamos termina siendo una propuesta asistencialista totalmente, y como comentas la iniciativa menciona asociaciones u organismos que trabajan con personas con discapacidad, pero no a personas con discapacidad, tomando a esas organizaciones como sus voceros.

J.R: Exactamente y sabemos que históricamente las personas con discapacidad no han tenido espacios donde tener voz, sabemos que las organizaciones civiles generalmente no están lideradas por personas con discapacidad y es muy importante que en las consultas haya un contacto directo con las personas. No puedes no consultarlas directamente, ellas son las expertas en cuanto a qué necesitan, a qué se enfrentan.

L.A: Por último, ¿cuál piensas que podría ser una alternativa con fundamento en Derechos Humanos? Una alternativa a esta propuesta.

J.R: De lo que me he dado cuenta, es que el sistema al que lleguemos desde el principio tiene que estar pensado con las personas con discapacidad. Yo formo parte de la Red Artículo 12 que hizo una propuesta a la reforma para apoyos y salvaguardas y es muy complejo, sobretodo porque ahí no están las personas con discapacidad rebotando ideas, dando cuenta de los retos que implica, dando su opinión, sus intereses, etc. Porque esto sí o sí implica presupuesto y vamos a tener que empezar con algo, no perfecto, no ideal, pero tenemos que empezar con algo, entonces al menos la experiencia estudiando otros sistemas e ideando.

L.A: Ya para terminar, hay puntualizar que es importante que estas iniciativas, estas propuestas deben de ser accesibles a la población, de nada sirve lanzar estas propuestas si no están al alcance de las personas.

Anexo:

 10 PUNTOS CLAVE PARA RECONOCER Y GARANTIZAR LA CAPACIDAD JURÍDICA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD, elaborado por Jessica Rodríguez

1. Todas las personas, sin importar su situación de discapacidad, tienen derecho a ejercer sus derechos por sí mismos y mismas, y a tomar decisiones sin la intervención de otras personas. Esto es el “derecho a la capacidad jurídica”.

2. La capacidad jurídica tiene dos elementos indivisibles: 1) la capacidad de goce (tener los derechos que establece la ley); y 2) la capacidad de ejercicio (ejercerlos o tomar decisiones sobre todos los aspectos de la vida por sí mismos y mismas).

3. Sustituir la voluntad, decisiones y preferencias de las personas con discapacidad es ILEGAL. Así, el estado de interdicción, violenta el derecho a la capacidad jurídica, a la vida independiente, y a la igualdad y no discriminación de las personas con discapacidad.

4. Las personas con discapacidad, para expresar su voluntad y tomar sus decisiones, tienen derecho a: las medidas de accesibilidad, los ajustes razonables, ajustes de procedimiento, y a un sistema de apoyos y salvaguardias.

5. Cuando no sea posible conocer la voluntad de la persona, aún con los elementos del numeral anterior, se debe reconocer su capacidad jurídica e interpretar su voluntad y preferencias conforme a su historia de vida, a través de un sistema de apoyos y salvaguardias.

6. El sistema de apoyos es un conjunto de arreglos, productos, servicios y personas que facilitan la toma de decisiones de las personas con discapacidad; con las salvaguardias apropiadas que evitan el abuso, la influencia indebida y los conflictos de interés entre las personas que brindan el apoyo y la persona que lo recibe.

7. Los apoyos y las salvaguardias deben respetar, en todo momento, la voluntad, preferencias y derechos de la persona con discapacidad.

8. Contar con un sistema de apoyos y salvaguardias para tomar decisiones es optativo y no puede ser una condición para reconocer la capacidad jurídica.

9. Las personas con discapacidad deciden quién o quiénes les brindarán el apoyo, de qué forma, para qué tipo de decisiones y durante qué tiempo, y las salvaguardias que requieran.

10. México está obligado a reconocer la capacidad jurídica plena de las personas con discapacidad y a brindarles acceso a un sistema de apoyos y salvaguardias.

Comunicado Orgullo Loco México 2022

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A LA OPINIÓN PÚBLICA


Por medio del presente comunicado la Red Orgullo Loco México comparte que este sábado 28 de mayo de 2022, de 13 a 15 horas (Tiempo del centro de México UGT -5), se llevará a cabo la 4ª Marcha del Orgullo Loco en la Ciudad de México a lo largo del trayecto, por Paseo de la Reforma, que va de la Columna de la Independencia a la Puerta de los Leones, en Chapultepec. Esta edición de la marcha tendrá un carácter histórico por su alcance continental, ya que contaremos con la presencia de integrantes de la organización regional RedEsfera Latinoamericana de la Diversidad Psicosocial, Locura Latina1.


La Red Orgullo Loco México es una plataforma plural de personas expertas por experiencia que tiene como finalidad reivindicar la locura como parte de la diversidad humana. Manifestamos que el disfrute del buen vivir de toda persona está asociado al respeto a los derechos humanos y a la justicia social. Defendemos la dignidad del delirio y denunciamos la exclusión y violencia que vivimos las personas psiquiatrizadas en los servicios de salud mental, así como la estigmatización, discriminación y falta de oportunidades que afecta nuestras vidas en todos los ámbitos sociales.


Invitamos a las personas usuarias o ex usuarias de servicios de salud mental, a las sobrevivientes de la psiquiatría; a las personas locas, neurodivergentes o con discapacidad psicosocial; a las personas con diagnóstico psiquiátrico o con sufrimiento psíquico; a las personas aliadas, amigas y compañeras a sumarse a la marcha y expresar el derecho a ser yo mismx.

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Más informes:
Correo: [email protected]
Ilse Gutiérrez +52 1 55 6027 1455
Víctor Lizama +52 1 55 4963 8562

  1. 1 La RedEsfera Latinoamericana de la Diversidad Psicosocial es una organización regional integrada por personas con discapacidad psicosocial, personas locas, personas usuarias, ex usuarias y sobrevivientes de la psiquiatría, entre otras identidades de la “diversidad psicosocial” provenientes de distintos países de América Latina.

Cómo la fluidez de conceptos puede llevar a la psiquiatrización global

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Trauma, trastorno, enfermedad mental. ¿Cómo se han ampliado estos conceptos relacionados con el daño a lo largo del tiempo hasta convertirse en descriptores de fenómenos y experiencias vitales cotidianas, cuando en su día se formularon para describir experiencias extraordinarias? ¿Y qué tiene que ver esta expansión gradual con la psiquiatrización, término introducido por Timo Beeker como marco conceptual para entender los procesos por los que cada vez más individuos son diagnosticados y tratados como enfermos mentales, y las prácticas psiquiátricas conforman cada vez más ámbitos de la vida?

Un nuevo artículo de Nick Haslam, Jesse Tse y Simon De Deyne utiliza la teoría de la “fluencia del concepto” para arrojar luz sobre la psiquiatrización y la creciente inclusión de conceptos como el de trauma.

“La teoría de la fluencia de los conceptos propone un amplio cambio histórico en la inclusión de los conceptos relacionados con el daño que está relacionado con cambios culturales, sociales y políticos incompletos y que probablemente tenga una serie de implicaciones sociales y psicológicas.”

Los derechos humanos deben ser el centro de los enfoques globales de la salud mental

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Un artículo publicado en la International Review of Psychiatry ofrece una revisión exhaustiva del estado actual de los derechos humanos en la atención sanitaria mental en todo el mundo.

Los autores del artículo son algunos de los líderes mundiales en materia de salud mental: Artin A. Mahdanian de Johns Hopkins, Marc Laporta del Centro de Investigación Douglas de McGill, Nathalie Drew Bold y Michelle Funk de la Organización Mundial de la Salud, y Dainius Pūras el antiguo Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Salud.

Aunque está surgiendo un debate académico sobre los derechos humanos en la salud mental, aún queda trabajo por hacer para que los enfoques basados en los derechos sean un elemento central en la prestación global de la atención sanitaria mental y no una mera alternativa.

PSICOTERAPIA PUNK: PRÁCTICAS NARRATIVAS Y REBELDÍA I

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Entrevista con Greis Cárdenas de Psicoterapia Punk

Greis Cárdenas ha sido música baterista desde el 2010, desempeñándose en distintos grupos undergrounds de Punk-Rock-Garage y presentándose en diversos foros importantes de la escena local de la CDMX, la periferia, hasta llegar a Colombia.

Del 2015 a la fecha se desempeña como Psicóloga Social, colaborando con distintos colectivos, instancias y asociaciones desde el trabajo de las prácticas narrativas, la perspectiva de género y acompañamientos para mujeres en la música. Así mismo realiza actividades de psicoeducación desde las pedagogías comunitarias, asesorías sobre gestión de riesgos y placeres en el uso de sustancias psicoactivas, primeros auxilios psicológicos y acompañamiento psicosocial en temas de violencias por razón de género.

Se desarrolla como investigadora en el trabajo, desarrollo y creación de las mujeres en la música y sus narrativas desde la resistencia. Y es la desarrolladora del proyecto PSICOTERAPIA PUNK, espacio de acompañamiento seguro, crítico; con una mirada autogestiva, comunitaria, respetuosa, desde la justicia social, sin estigma y decolonial al alcance de todas las personas.

Durante esta conversación, Greis nos presentó un proyecto psicoterapéutico que pone de manifiesto las posibilidades de construir dispositivos de agenciamiento retomando elementos contraculturales. En esta primera entrega cuenta cómo surgió y cómo una práctica de acompañamiento puede constituirse rebelde frente al desafío de los protocolos estandarizados de los modelos psicoterapéuticos hegemónicos.

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Oscar: – Hola, buen día, Greis, espero que te encuentres muy bien. Te saluda Oscar Frarum de Mad In México. Agradezco tu tiempo, tu disposición y los afectos puestos para hacer posible este ejercicio de charla y escucha.

Nos conocemos hace algunos meses y he tenido la oportunidad de escucharte hablar sobre ciertos temas, entre ellos, tu proyecto llamado Psicoterapia Punk; mismo que me despertó mucho interés desde la primera ocasión en que le conocí debido al andamiaje de saberes y prácticas que le componen.

Es por ello que me encantaría que la comunidad lectora de Mad In México pudiera conocerle y conocerte. Entonces, para comenzar, me gustaría pedirte que nos compartas acerca de tí, ¿quién es Greis?

Greis: – Hola, Oscar, gracias, espero que tú también.

Les cuento que mi nombre es Greis Cardenas, soy de la Ciudad de México y me considero una persona rebelde y transgresora. En el presente pienso mi transitar como un proceso fuera de líneas comunes, rompiendo normas y estereotipos. Y desde hace un tiempo me he vuelto muy apasionada -y hasta romántica- al pensar algunas circunstancias que en determinado momento me atravesaron y que no pude nombrar, pero que ahora puedo trabajar.

Desde los 17 años me dediqué a la música, sin embargo, también me interesé por las ciencias sociales, sobre todo, la psicología, campo en el que me desenvuelvo desde hace cinco años a través de la psicoterapia con enfoque narrativo y centrado en soluciones.

Mi primer acercamiento a la psicología fue desde la social, aunque después migré hacia la clínica. Esta me permitió comprender mi contexto y mi historia de vida, familiar y de vínculos. Dar cuenta que lo que hacía tenía una razón de ser. Eventualmente me apropié del prejuicio hacia aquellas formas y comportamientos que me fueron señalados en algún momento por “mal vistos”. Desde ahí me nombro.

Me considero activista en primera persona en salud mental y en los ámbitos del rock and roll y del punk. Cuestiones que me hicieron construir este proyecto llamado Psicoterapia Punk del que platicaremos en un momento.

Por ahora estoy viviendo una fase bonita e interesante de entender y compartir mis experiencias y mi dolor, abrazar la incertidumbre que sigue siendo la vida y continuar desenvolviéndome en este género.